Vallgornera no tiene un problema con el alcantarillado. La propia urbanización en sí constituye una dificultad tan monumental que incluye su imposible evacuación saneada de aguas residuales. Conviene mantener la justa dimensión del problema para el que ahora se halla una solución de segunda división que se intentará hacer pasar por excelente. El error de raíz, como ocurre en tantos otros enclaves de Mallorca, está en haber tolerado construcciones donde el sentido común y la salubridad lo desaconsejaban por completo.
A falta de conocer los detalles de la iniciativa, la solución intermedia de compromiso se encamina hacia el cargo a la ecotasa de una depuradora que daría salida a las aguas residuales del 75% de casas de Vallgornera. El 25% restante deberán apañárselas con su propia fosa séptica. La cloaca queda en casa por mucha apariencia de chalé de vanguardia que tengas en la fachada. Con el agua de Vallgornera ocurre lo mismo que con los trapos sucios, todo porque nadie quiso tener en cuenta que los cimientos no pueden levantarse sobre cavidades subterráneas.
