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Lletra menuda: Hoteles convertidos en eje cívico y comercial, por Llorenç Riera

Por regla general, los hoteles de Mallorca y las poblaciones o urbanizaciones en las que se levantan se han dado la espalda. Se han ignorado de forma mutua y hasta incluso repudiado pero, como en el roce está el querer, por esta vía algún día se llega a entender que la convivencia organizada es más sana y rentable. Además, con el urbanismo turístico de saldo agotado y la competencia pisando fuerte, conviene agudizar el ingenio. Innovar para no morir de éxito fácil y cómodo.

En Magaluf se plasma buena parte de esta realidad impuesta por la necesidad. La iniciativa privada se ha llegado a convencer de que conviene transformar imagen y oferta turística al alza. Las instituciones se suman al carro en la medida de sus posibilidades. Se quiere arrinconar y cerrar la mala imagen de Magaluf en el baúl de las pesadillas, en el cúmulo de errores de los que se ha acabado aprendiendo.

Tras una década de cierre por estructura tambaleante, el antiguo Sol Jamaica se regenera en su integridad para reaparecer irreconocible como Hotel Calvià Beach The Plaza. El complejo de cuatro estrellas superior abre 3.500 metros cuadrados de espacio público. Los hoteles, al fin, comienzan a formar parte de la población.

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