Resulta difícil explicar el complejo ensamblaje de los estacionamientos subterráneos de Manacor con las necesidades de movilidad, especialmente en el centro de la ciudad. Son unos aparcamientos que han comportado una fuerte inversión pública pero que permanecen infrautilizados, especialmente el de la plaza de Sant Jaume, pese a que el conductor se las ve y se las desea para dejar el vehículo en un entramado urbano saturado de circulación rodada y que no facilita el estacionamiento de coches. Ante ello, los aparcamientos subterráneos, concebidos como alternativa y solución, permanecen casi anónimos, sin prestar todo su servicio potencial.
Solo algunas campañas específicas han permitido paliar un tanto esta situación. Dos horas de estacionamiento gratis en Sant Jaume han logrado sumar más vehículos en su interior. Ahora se intenta dar nuevos pasos para explotar convenientemente estos recintos, aliviar las calles de coches estacionados y dar comodidad y alivio, sin estar siempre pendiente del reloj, al conductor convertido en peatón.
Los aparcamientos subterráneos de Manacor están sujetos a horario. El siguiente objetivo es que, tanto los dos de la ciudad como el de Porto Cristo, abran de forma ininterrumpida. La empresa municipal que gestiona el asunto dice que los nuevos usos se implantaran de forma progresiva porque requieren adecuación técnica y humana.
Es un poco el mundo al revés, primero se hicieron los aparcamientos y ahora se intenta adaptarlos a las necesidades de movilidad. Se han evaluado poco los comportamientos reales de los vehículos para determinar sus carencias reales de estacionamiento. El trance de la compatibilidad entre lo uno y lo otro habrá durado varios años pero, al final, será menos grave si se logra una solución efectiva.
Por lo menos se procuran nuevos alicientes. El horario completo no es el único. También se instalan facilidades para el coche eléctrico llamado a una implantación creciente.
