Cuando Aprop echó a andar en 2003 algunos creyeron que sería algo parecido a luchar contra molinos de viento, contra un enemigo feroz y en un terreno de juego poco abonado a aventuras casi quijotescas. Pero para Perfecto Acosta (Els Prats de Rei, Barcelona, 1953) todo aquello le sonó a reto, a necesidad y a una lucha personal que le había llevado a vencer un cáncer en la sangre.

La asociación nacida en Porto Cristo (y que ahora ya ofrece sus servicios a una quincena de municipios mallorquines) siempre ha tenido claros sus objetivos fundamentales: ofrecer apoyo psicológico e información a todos aquellos enfermos de cáncer y a sus familiares que así lo soliciten. Sin cobrar, sin pedir nada a cambio más que la dignidad del trabajo constante.

Una labor constante que les ha llevado a contar con una cincuentena de voluntarios formados que, básicamente se distribuyen visitando a enfermos a domicilio, en la planta oncológica del hospital de Manacor (cuya gerente, Catalina Vadell, siempre ha sido parte activa de Aprop) y organizando el denominado banco de préstamo: un servicio para todos aquellos enfermos de cáncer que necesiten de camas articuladas, sillas de ruedas, grúas, prótesis, pelucas o pañuelos.

Además, durante catorce de estos quince años Aprop ha contado con una psiconcóloga, Cati Garau, con un espacio físico en el centro hospitalario (pero pagada íntegramente por la asociación) y que atendió en 2017 a entre 800 y 900 pacientes.

Para financiar todo este proyecto la asociación solo cuenta con las armas de la solidaridad. Sin llegar a los cien socios (que pagar una cuota voluntaria según sus posibilidades), sus ingresos pasan por una cena anual que este año se celebrará este sábado 24 en el Hotel Castells dels Hams de Porto Cristo, una xocolatada, varios conciertos solidarios y una pequeña ayuda económica de La Caixa.

Aprop nunca ha contado con ayudas decididas de la administración, pese a que sus servicios a enfermos y familiares le hayan ahorrado ingentes cantidades de dinero a la conselleria de Salud. Es la calidad de la cercanía y de un servicio vocacional, que muy pronto se complementará con coloquios y talleres continuados de musicoterapia.