Los vehículos privados no podrán acceder al faro de Formentor a partir de este mismo verano, aunque sí podrán llegar hasta la playa y el hotel del mismo nombre. Desde el emblemático establecimiento turístico hasta el extremo norte de la península, los visitantes solo podrán llegar en buses lanzadera que partirán desde la nueva estación que está en ejecución en el Port de Pollença.

Se trata de una de las medidas adoptadas ayer en una reunión entre la consellera insular de Territorio e Infraestructuras, Mercedes Garrido, el director general de Transportes, Jaume Mateu, y los alcaldes de Pollença, Escorca y Valldemossa, que tenía el objetivo de estudiar las diferentes opciones para limitar el paso de vehículos en las carreteras sin salida que conducen a zonas sensibles de la Serra de Tramuntana.

En el caso de Formentor, cuya carretera soporta el paso de hasta 12.300 coches diarios en temporada alta, todavía no se ha definido la fecha de entrada en vigor de las restricciones, porque, entre otros factores, depende del Consorci de Transports, entidad encargada de contratar la línea de buses lanzadera que partirá desde el Moll 'pollencí', un trámite que, según el alcalde Miquel Àngel March, está "bastante avanzado". El objetivo es prohibir el paso de vehículos privados hasta el faro de Formentor entre los meses de mayo y octubre en determinadas franjas horarias que aún no se han concretado.

Aunque en un principio se habló de que las restricciones afectarían a toda la península de Formentor, incluidos el hotel y el mirador de la Creueta, finalmente se ha optado por prohibir el paso únicamente desde el hotel hasta el faro. Uno de los motivos, según explicó el alcalde, es la gran cantidad de autorizaciones que deberían darse para acceder al hotel, calculadas en unas 700 entre trabajadores y clientes, además de los vecinos residentes en la zona.

No se descarta, en un futuro próximo, establecer también limitaciones de paso hasta el mirador de la Creueta, uno de los puntos más masificados de Formentor, aunque "todavía no hay ninguna conclusión", según March.

En el caso de Escorca, se monitorizarán los aparcamientos existentes en Sa Calobra con el objetivo de que los visitantes ya conozcan de antemano la disponibilidad de plazas de estacionamiento, un proyecto que consistirá en la instalación de sensores en los aparcamientos.

Escorca y Valldemossa

Por ahora no se pondrán en marcha nuevas limitaciones más allá de las impuestas por el ayuntamiento de Escorca el pasado mes de junio y que limitan el acceso a 35 autocares diarios mediante una reserva previa. El alcalde, Antoni Solivellas, explicó ayer que esta medida ha funcionado muy bien, y añadió que, en general, el núcleo turístico no tiene problemas de saturación de vehículos y que las 400 plazas disponibles son suficientes para la demanda.

El alcalde reclamó al Consell que actúe en determinados puntos de la carretera de Sa Calobra para evitar que los vehículos aparquen en la vía. "Si esto se soluciona, el tema de los aparcamientos no es preocupante porque hay plazas suficientes", apuntó.

Por su parte, en el puerto de Valldemossa se instalarán durante la próxima Semana Santa unos sensores para analizar los horarios de más afluencia de vehículos con el objetivo de estudiar posibles restricciones. El Consell considera que la carretera del puerto 'valldemossí', con una media de 842 vehículos diarios, es una de las más peligrosas de la isla.