Diario de Mallorca

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Entrevista

"Cuando muere una persona mayor es como si se quemara una biblioteca"

"Tengo permiso de conducir, pero hoy en día es preferible no usar el coche, el servicio público es mejor"

Pepe Rodríguez, fotografiado en una terraza de la Plaça del Pou de Maria de la Salut. biel bergas

Pepe Rodríguez nació en Lanjarón (Granada) en el año 1943. Siendo muy joven se vino a Mallorca y aquí fijó su residencia. Ahora es fácil verlo subir por la calle Antoni Monjo y Quintana para llegar a la plaza a tomar una cerveza o a por tabaco al estanco, después de haber arreglado sus numerosas aves de corral. Siempre suele llevar en la mano, a modo de cesta, algunas bolsas de plástico en las que lleva, según revela, comida, ropa, utensilios y cosas personales.

Pepe es, cuando menos, un tipo curioso, simpático, muy hablador y cuenta sus andanzas sin ningún tipo de recelo. “Cada día vengo de Palma con el tren hasta Sineu, después tomo la lanzadera que me lleva hasta Maria. La salida de la capital es a las 7,30 horas; por la tarde, a las 6,10 horas, el pequeño autocar nos acerca de nuevo a Sineu y, de nuevo, tren hacia Palma. Si por alguna razón la lanzadera me deja, tengo amigos en el pueblo que me acompañan hasta el pueblo vecino”, explica.

¿Le parece bien el servicio de lanzaderas que tiene Maria?

Me parece bien, pero creo que es una prestación deficiente ya que los horarios están muy espaciados. El pueblo debería tener por lo menos cuatro idas y llegadas por la mañana y tres por la tarde. Con los horarios que hay ahora los vecinos tienen que ajustar mucho sus viajes y esto les puede suponer tener que esperar varias horas.

¿Cree que el pueblo de Maria está bien comunicado?

Le falta comunicación con los pueblos cercanos como pueden ser Can Picafort, Santa Margalida, Ariany, Petra…Necesitas tener coche o tienes que llamar un taxi y resulta muy costoso. En estos casos tienes que confiar en los amigos.

¿Tiene permiso de conducir y coche?

Tengo permiso de conducir pero pienso que con las circunstancias que se están dando en estos momentos, es preferible no usar el coche. El servicio público es más económico, eficaz y cómodo.

¿Por qué viene a diario a Maria de la Salut?

Vengo a cuidar unos 50 animalitos de pluma que tengo con un amigo con el que trabajé los últimos años de mi vida laboral. Estando jubilado, uno tiene que buscar algo para distraerse, para simplemente pasar el día, este quehacer diario me da vida.

¿Cuántos y qué variedades de animales tiene a su cuidado?

En el solar de la calle Artà tenemos ocas, pavos, gallinas, ‘quiques’, patos mudos, patos mallorquines… Cuando les tiro el grano para comer he notado que apenas hay gorriones, como había antes; ahora hay muchas tórtolas y he observado que cada semana hay una o dos muertas y no sé el motivo, puede que tengan alguna enfermedad. También suelo escarbar una pequeña superficie de tierra para que las aves puedan picotear algunos gusanos, esto les gusta mucho.

¿Ha conocido a mucha gente en el tren, ya que hace tantos viajes?

Mucha. He conocido algunos maquinistas y operarios jubilados de cuando el tren llegaba hasta Santanyí. Viajan periodistas, escritores y artistas de toda índole. También he tenido largas charlas con viejos mineros de Alaró y Sineu. Cuentan historias muy interesantes. Mi opinión es que debemos contar todo lo que sabemos porque si no queda enterrado para siempre. Cuando muere una persona mayor es como si se quemara una biblioteca.

¿Dónde trabajó en Mallorca?

En las décadas de los 60, 70 y 80 trabajé como socorrista, encargado de hamacas y sombrillas, siempre en zonas turísticas como Magaluf, Costa de’n Blanes, Port de Sóller y por último en Can Picafort, donde trabajé en una empresa de autocares de línea.

¿Ha residido en todos estos lugares?

No, ni me lo propuse nunca, prefería estar en casa. Siempre he estado empadronado en Palma, en la calle que está junto a la catedral, creo que se llama Palau Reial, antes tenía el nombre de un militar. Recuerdo que en la Costa de’n Blanes, en los primeros años de la década de los 70, trabajaba en el Sporting Tenis Club propiedad de Martí Mora y su hijo. En este elegante centro solían venir los oficiales y almirantes de la sexta flota americana. Era un club selecto.

¿Es cierto que ha viajado mucho y conoce varios idiomas?

Sí, he viajado bastante y puedo hablar algunas palabras en catalán, inglés, francés, alemán o italiano, pero más que hablar se puede decir chapurrear y los aprendí cuando trabajaba en la hostelería. Los que más bien se me daban eran los idiomas escandinavos y de manera especial el finlandés.

¿Por qué el finlandés?

Lo aprendí por mis lazos familiares, tenía en Helsinki a mucha parte de mi familia. Allí también tuve varias novias y aún tengo alguna. Recuerdo que en una de mis estancias en la capital finlandesa tuvieron lugar la firma de los acuerdos de Helsinki y la creación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. El presidente finlandés, en aquellos momentos, era Kekkonen, que ya tenía 75 años. Era un buen hombre y me parece recordar que tuvo una novia andaluza, concretamente de Granada.

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