Pollença ha despedido hoy, en 'Dimecres de cendra', tal y como marca la tradición, el Pi de Sant Antoni de este año, uno de los más accidentados que se recuerdan. Una multitud de vecinos se ha concentrado en la Plaça Vella de la localidad para asistir al desmonte del árbol. Al son de las xeremies, un operario ha usado una sierra eléctrica para trocear el tronco del pino que había sido talado una semana antes de Sant Antoni en la finca de Ternelles.

Hace casi un mes que el pino protagonizó una imagen inédita en la tradición ancestral del Pi de Sant Antoni, cuando se rompió por la mitad durante las maniobras de entrada en la Plaça Vella. El incidente ha hecho correr ríos de tinta en la localidad 'pollencina', cuyo Ayuntamiento se ha planteado seriamente la posibilidad de limitar la altura y el grosor del árbol para evitar que vuelva a romperse en futuras ediciones de la fiesta.

La rotura del árbol provocó heridas de consideración en dos jóvenes que ayudaban durante la maniobra, que tuvieron que ser hospitalizados. Uno de ellos incluso ha tenido que ser operado y no ha recibido el alta médica hasta hace unos pocos días.