Diario de Mallorca

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Entrevista

"Las madres venían para pedirme que no les cortara el pelo a su hijos como los Beatles"

"Recuerdo cuando en Vilafranca existían once barberías. Actualmente solo quedo yo" tranquilamente en su casa"

Mateu Morlà sentado en su silla de barbero de la calle Santa Catalina de Vilafranca, junto a sus recuerdos como atleta. s.s.v.

¿Cuánto tiempo tarda en cortar una barba?

Depende de cada cliente, pero entre diez minutos y un cuarto de hora.

¿Lo suyo viene de familia?

Sí. Mi padre ya era barbero, así que yo empecé muy pronto, a los siete años. Él estaba en el café de Can Jordi y yo comencé ayudándo a enjabonar a los clientes los sábados y domingos cuando no había clase. Mi padre, Pedro Morlà, fue el primer barbero de Vilafranca que pudo vivir de ello como única profesión. Antes solo solían ejercer por las noches después de trabajar de otra cosa.

Porque las barberías estaban en los bares, ¿no?

Así es. Al principio todas tenían su rincón al final de bar. estaba bien pensado porque en la época en que no había ni televisión ni muchas cosas con las que entretenerse, la gente frecuentaba las cafeterías, sobre todo antes y después de trabajar, con lo que era un buen momento para el afeitado.

¿Pagaban algún tipo de alquiler?

No, porque era un beneficio mutuo. Al dueño le venía bien que hubiera un barbero, ya que la clientela que se nos iba acumulando podía esperar consumiendo algo.

¿Recuerda cuándo y a quién afeitó por primera vez?

De enjabonar pasé a afeitar alguna nuca... pero la primera barba fue al capellà Joanet a los nueve años; él mismo me lo pidió. No recuerdo estar asustado. A los doce fue mi primer corte de pelo.

¿Cuándo pudo tener su propia barbería?

A los 26 o 27 años me marché una temporada a Palma para aprender a cortar el cabello con navaja. Al volver fue cuando pude comprar mi propia barbería.

¿Recuerda cuántas llegó a haber en Vilafranca?

Yo recuerdo haber visto hasta once en funcionamiento. Los hombres solían afeitarse dos veces por semana, así que todos teníamos nuestra clientela para trabajar sin descanso todo el día. Actualmente solo quedo yo. Cuando se popularizaron las maquinillas la gente empezó a afeitarse en casa y la cosa fue bajando. Barberos como tal quedamos muy pocos en Mallorca. Tengo un cliente habitual que viene cada miércoles y sábado desde Montuïri. En los municipios vecinos tampoco queda nadie. Los hombres que se afeitan en el barbero hoy en día lo hacen aprovechando que se cortan el pelo.

Antes era mucho más importante ir bien afeitado

Sí, por eso se trabajaba más los fines de semana, los sábados y hasta los domingos por la mañana, porque los hombre necesitaban ir bien rasurados. También era habitual tener más clientes los días de lluvia, cuando muchas labores del campo tenían que parar.

¿Cómo se demuestra si uno es buen barbero?

Evidentemente es una cuestión de pulso, pero también de suavidad. Eso se demuestra con las pieles más finas y delicadas que es cuando debes ir con más cuidado con la navaja.

Pasemos al cabello, ¿Cómo han evolucionado los cortes masculinos desde que usted empezó?

El cambio más notable llegó con los Beatles, cuando en los sesenta se pasó de un pelo corto y bien marcado a otro más largo y desaliñado. Tampoco era muy muy largo para lo que vendría después... pero la gente no estaba acostumbrada y al principio chocó. Recuerdo que venían algunas madres preocupadas que sabían que sus hijos tenían que cortarse el pelo, pidiéndome que se los arreglara como toda la vida. Evidentemente yo no hacía caso y hacía lo que me pedían los clientes [risas].

Ahora todo son barbas...

Un 90% de los hombres de hoy en día llevan barba más o menos corta. Creo que muchas veces es por pereza, pero también por moda. Pero volviendo al cabello, creo que todavía veremos otra revolución.

¿A qué se refiere?

Creo que en un futuro próximo veremos a más hombres con el pelo teñido de colores; que se convertirá en algo más habitual.

¿Si volviera a nacer sería barbero otra vez?

Con las condiciones y los horarios actuales, sin ninguna duda. Si me dice que debo volver a empezar como antes, cuando trabajábamos cada día desde las siete y media de la mañana hasta la una y de las dos y media hasta las once de la noche... y hasta la una y media o las dos de la madrugada los sábados, entonces le diría que no.

Sí que es verdad que daba para mucho...

Es lo que le decía. Cuando empecé Vilafranca tenía unos 2.000 habitantes. Si la mitad eran hombres, muchos necesitaban afeitarse varias veces por semana, y todos lo hacían en el bar, así que imagine... había cola.

¿Cuánto costaba antes y cuánto cobra ahora?

Ahora cobro diez euros por cortar el pelo y siete por la barba. En los años cincuenta en Vilafranca se cobraba aproximadamente una peseta y media por la barba (más 50 céntimos de la loción posterior) y tres por cortar el pelo. Cuando yo me casé a los 29 años cobraba 1.400 pesetas a la semana.

Veo que tiene un trofeo por aquí, ¿Tiene que ver con su profesión?

¡No!, es de cuando quedé campeón de España de maratón en mi categoría, en 1992. Tardé tres horas y media. Mire... también soy el de la foto (dice señalando la pared. Se le ve portando la antorcha olímpica de Barcelona 92 a su paso por Vilafranca).

¿Y cómo le eligieron?

Tenga en cuenta que pese a que comencé a correr pasados los 40 años, en aquellos momentos había muy poca gente que entrenara o que hubiera corrido una maratón. Fue muy emocionante.

¿Conserva esa antorcha?

Sí, a todos los que realizamos los relevos nos dieron la opción de comprarla por unas diez o quince mil pesetas... así que la tengo en casa a buen recaudo.

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