Hoy es una embotelladora de Pepsi-Cola abocada al cierre. Está ubicada en la calle de sant Llàtzer de es Pont d'Inca. Pero en el pasado vivió tiempos de esplendor. Fue impulsada en abril de 1963 por el empresario vasco Luis Knörr Elorza, presidente de Kas, la empresa de refrescos nacida en la ciudad vasca de Vitoria.

Los extrabajadores y otras personas que tuvieron una relación directa o indirecta con la empresa en sus inicios ayudan a recabar y reconstruir la historia de lo que fue inicialmente la empresa Mallorquina de Bebidas Carbónicas S.A. En el momento de la inauguración solo tenía un accionista mallorquín: Jaume Trias Mairata. Era la persona que había aportado unos terrenos de su propiedad en los que se construyeron las instalaciones. El resto de los accionistas eran vascos y el presidente de la sociedad insular era el fundador de la Kas y cabeza empresarial de todo el grupo, Luis Knörr Elorza.

Muchas son las historias que cuentan las personas que estuvieron en los primeros años de la embotelladora. Por ejemplo, que el nombre de la marca Kas, responde a que los hermanos Knörr Elorza repartían la gaseosa marca 'As' fundada por un antepasado de la familia. En el año 1954 comenzaron a elaborar refrescos de naranja y limón y se limitaron a añadir una K del apellido de la familia al 'As' de la gaseosa que comercializaban. Poco a poco la empresa se fue extendiendo por la península, hasta que en el año 1963 llegó a Mallorca.

Las instalaciones de Mallorquina de Bebidas Carbónicas S.A. estaban dotadas de los últimos avances tecnológicos de la época. Para el traslado de la cajas disponían de una cinta transportadora a un altura de 1,20 metros desde el almacén hasta el muelle de carga. El mecanismo facilitaba el trabajo de los empleados. La cinta disponía de unos raíles con cadenas en los que se depositaban las cajas con los refrescos. Según los empleados, era muy ruidosa.

Los primeros camiones que llegaron tenían la zona de carga en forma de V con tendencia al centro del camión. El objetivo era evitar que las cajas salieran despedidas en las curvas de las deficientes carreteras de la época. Inicialmente eran de madera, aunque posteriormente, con la llegada de las de plástico, ya no fue necesario este método de seguridad porque las nuevas encajaban perfectamente una en la otra.

La fábrica se ponía en marcha a las cinco de la mañana con el encendido de las calderas y todos los elementos necesarios para el inicio de la producción. A las seis entraba el primer turno, que tenía continuidad con un segundo turno que mantenía la actividad hasta las diez de la noche. La punta de empleados que llegó a trabajar en Mallorquina de Bebidas Carbónicas, S.A. fue de 250.

Camioneros y comerciales

En los primera años de la empresa, los conductores de los camiones, que iban acompañados de un ayudante, actuaban a la vez como comerciales y realizaban los pedidos para posteriormente servirlos. A medida que fue creciendo la empresa, se recalificaron estos conductores en comerciales, cuya responsabilidad ya era la visita a los clientes para tramitar los pedidos, que se servían al día siguiente o en el posterior dependiendo de la ruta de los camiones.

La empresa siempre intentó incentivar a sus trabajadores. Establecía objetivos de venta, como por ejemplo, mil cajas en un día. Si se alcanzaban, celebraba una comida a la cual solía acudir el presidente del grupo Luis Knörr Elorza, como la del año 1967, que quedó inmortalizada en una foto de autor desconocido. Pero no se incentivaba únicamente al personal, sino también a los propietarios de los establecimientos compradores. Se hacía mediante unos vales que se les entregaban según las cajas que adquirían y posteriormente ante notario se sorteaba para saber que establecimiento había logrado el ansiado premio, entre los establecimientos consumidores de Kas, estaba la Perfumería Cañellas o los supermercados SPAR, como atestiguan algunas fotografías.

La promoción de los productos no era como los actuales, donde existen empresas dedicadas a la publicidad. Era la misma empresa la que contactaba con el establecimiento de un lugar estratégico, y se encargaba de reparar, si era necesario, y pintar la fachada del mismo y luego colocar su publicidad, como puede verse en un chaflán de un establecimiento de la calle Aragó, con Marquès de la Fontsanta, muy cerca del ahora desaparecido Bar Güell.

Tanto para la producción de las bebidas como para la limpieza de los envases, se necesitaba una gran cantidad de agua. La empresa contaba en su interior con un pozo de su propiedad. En los años 80 se salinizó y la empresa, después de efectuar los correspondiente análisis, instaló un sistema de ósmosis invertida con el fin de tratar el agua y mejorar en todos los aspectos la calidad del líquido base de las bebidas.

A finales de los años 90, la empresa fue adquirida por la multinacional Pepsico, que ha mantenido la propiedad hasta nuestros días. Momento en el que se está barajando el cierre de la embotelladora para mantener tan solo la distribución. Una decisión que supondrá el despido, prejubilación o traslado de la plantilla