La accidentada fiesta del Pi de Sant Antoni del pasado miércoles, que se saldó con diversos heridos, dos de ellos de consideración, después de la rotura del árbol durante las maniobras de entrada en la Plaça Vella, se traducirá en importantes cambios en la edición del próximo año para reforzar la seguridad de una de las tradiciones más emblemáticas de Pollença. El ayuntamiento 'pollencí' reunirá a la comisión de seguridad para evaluar una serie de cambios que afectarán al pino que tradicionalmente se tala en Ternelles, que a partir del próximo año tendrá una altura máxima y también se acotarán tanto el grosor como el peso del árbol.

La comisión de seguridad analizará también otros posibles cambios en el carro de transporte del pino, que anteayer volcó debido al peso del árbol; el itinerario que sigue la comitiva; la capacidad de la Plaça Vella; el consumo de alcohol; y el jabón con el que se unta el tronco para dificultar la escalada del árbol. El miércoles, alguien ajeno a la organización decidió colocar más material deslizante en el árbol, lo que aumentó de forma considerable la dificultad. De hecho, no fue hasta pasada la una de la madrugada cuando el joven Joan Vanrell logró llegar hasta la bolsa de 'paperí' que corona el tronco, este año, por primera vez, sin gallo vivo, si bien esta polémica pasó a un segundo plano tras la accidentada jornada del día de Sant Antoni.

Los heridos evolucionan bien

El equipo de gobierno presidido por el alcalde Miquel Àngel March admitió "posibles errores" en la organización, por lo que "un grupo de expertos, técnicos, miembros de la comisión y gente con experiencia analizarán lo que ha pasado y sus conclusiones servirán para decidir los cambios a introducir en la fiesta".

Respecto a los heridos, los dos policías accidentados cuando volcó el carro ya están en su casa recuperándose de las contusiones. Por su parte, uno de los dos jóvenes heridos en la cara cuando el pino se partió fue ayer dado de alta, mientras que el otro seguía ayer en observación.

En este sentido, el regidor de Seguridad, Miquel Àngel Sureda, admite que el pino de este año era demasiado largo y se muestra partidario de "limitar" la longitud del árbol en las futuras ediciones. "No tendría que sobrepasar ni un centímetro más de la longitud máxima que se establezca", señaló. Sureda añadió que ello no significa que el pino no estuviera bien elegido, pero reconoce que era más grueso de lo habitual, lo que le convirtió en menos flexible. Eso sí, admite que "si se hubiera recortado un metro más antes de salir de Ternelles, no habría habido problemas".

El regidor se mostró muy crítico con las personas que, al margen de la organización, decidieron colocar más jabón en el tronco del árbol. "No es la primera vez que pasa, pero todo lo que sea poner más jabón va en contra de la fiesta y de la seguridad", declaró. También reconoció que la Policía Local no vigiló de forma conveniente este hecho, pero argumentó que "había dos agentes heridos y el resto también tenía que controlar que no se colocase un gallo vivo en lo alto del árbol".

Críticas de la oposición

El exalcalde Tomeu Cifre, actual portavoz de Tots per Pollença, se mostró ayer muy crítico con la gestión del equipo de gobierno durante los incidentes del miércoles y avanzó que su grupo reclamará responsabilidades tanto al alcalde March como al regidor Sureda por lo ocurrido, ya que considera que algunos sucesos podrían haberse evitado.

"Ha sido un cúmulo de irresponsabilidades por no ejercer el control de la fiesta", señaló Cifre, que acusa al Ayuntamiento de "no tomar ninguna decisión" mientras se sucedían los incidentes. A su entender, la elección del pino fue improvisada, por lo que se el árbol "era viejo y desproporcionado, con el doble de peso y la mitad de flexibilidad", lo que contribuyó a que se partiera por la mitad. "Sabían que no podía entrar en la Plaça Vella y a pesar de ello quisieron pasarlo", añadió. El exalcalde lamentó la "imagen poco seria y folclórica" ofrecida el miércoles.