Algunos puntos del litoral de Manacor han sido clara expresión de la expansión urbanística sin orden ni control. Es el caso de Cala Murada y, en mayor medida, Calas de Mallorca, unos enclaves que el Ayuntamiento tiene serias dificultades por recepcionar, en las que cobra tributos y presta servicio desigual. Son también puntos que, curiosamente, se intercalan con zonas vírgenes emblemáticas pero igualmente saturadas en verano.
Desde hace un cierto tiempo se está intentando poner orden en algunos de estos apartados. Calas de Mallorca y Cala Murada han parcheado como han podido la supervivencia de las carreteras que les abrieron paso en el momento de su consolidación. Han sido unas vías de entrada acorde con la realidad del destino a alcanzar. Ahora, de forma paralela a la adecuación de los espacios urbanos, se intenta mejorar la estética y la seguridad de los accesos. El ayuntamiento de Manacor saca a concurso, con un presupuesto inicial de 300.000 euros, las obras de las carreteras de Cala Murada y Calas de Mallorca. Una incorporación de crédito a los presupuestos municipales de 2018 permitirá la obra.
Queda mucho por hacer y por mejorar en la amplia costa de Manacor. Los últimos aguaceros han desvelado problemas de drenaje en varios solares desocupados y casas de Porto Cristo. La dotación de servicios no siempre ha corrido paralela a la construcción descontrolada. Por esto también el mismo Ayuntamiento se ve forzado a invertir otros 370.000 euros en desatascar estos lugares.
