Llega Sant Antoni abriéndose paso entre las gélidas temperaturas de enero y en torno al Santo Anacoreta se agolpan, cargados de pecaminosas tentaciones, centenares de terribles y malévolos dimonis, dimonions y dimoniel·los salidos de sus fuegos infernales para buscar el calor más acogedor de las tenues llamas de los foguerons que se levantan elegantes y danzarinas a los sones de ximbomba, xeremies o panderetas que acompañan las ancestrales canciones populares, típicas de las animadas fiestas santantonianas de nuestras islas.

El dimoni, (diablo) según definición enciclopédica es "la personificación indeterminada de fuerzas del mal de la naturaleza o del alma humana, considerado un ser intermedio entre los dioses y los hombres. Un ser que ha renunciado al paraíso, y que por envidia y odio, engaña al hombre".

Su imagen popular, en las fiestas de los pueblos, tentando a las figuras de Sant Antoni, Santa Margalida, o Sant Bartomeu, se presenta como una figura estereotipada; un hombre con ciertos atributos bestiales, figura humana fea y peluda, con cuernos y larga cola, alas de murciélago y pies de macho cabrío. Suelen ser representados de color, negro, verde o rojo encendido, y ojos negros.

El 'dimoni', el gran portagonista

Los dimonis juegan un papel como intérpretes protagonistas en el espectáculo festivo de la fiesta de Sant Antoni. Siempre son provocadores, indómitos, terribles y malos; con el único objetivo de tentar al santo y burlarse de él.

Según dice la Gran Enciclopèdia de Mallorca, "hoy los dimonis son elemento imprescindible en las fiestas de Sant Antoni de Viana, patrón de la payesía insular, a quien acompañan para tentarlo".

Por otra parte, según explica Joan Amades en el volumen de enero del 'Costumari Català', "el santo va cabeza agachada sobre la burra, leyendo un libro; los diablos le hacen tantas impertinencias como pueden: le insultan, le provocan, le pegan y no paran (...) el santo se saca una pequeña cruz que lleva consigo y se la enseña. Los diablos se van corriendo, el santo se esconde la cruz (?) aquellos aparecen de nuevo y vuelven a importunarlo. La escena se repite numerosas veces. El santo no dice nunca nada".

En Mallorca, cada pueblo tiene su particular manera de representar el rol de sus dimonis, en sus respectivos actos festivos antonianos, si bien la esencia, el significado del espectáculo no difieren.

Los 'dimonis poblers'

En sa Pobla, concretamente, la única constancia escrita que se ha encontrado sobre la presencia del dimoni en la fiesta de Sant Antonio, anterior al siglo XX, ha sido un documento del Clavariat del año 1600 que dice que "la universitat pagará seis libras a un hombre llamado Sebastià Cladera, para hacer de dimoni durante la noche de Sant Antoni".

A partir de ahí no se tiene más constancia sobre los dimonis hasta principios del año 1958, pues tampoco la revista local Sa Marjal (1909-1928) hace referencia alguna sobre el tema, como tampoco recuerdan la presencia de dimonis en la fiesta, hasta el referido año, las diversas fuentes orales consultadas. Esta ausencia de diablos en las fiestas religiosas, bien puede certificar el comentario, que al respecto, se encuentra en la Gran Enciclòpedia Catalana diciendo que "las representaciones religiosas populares de dimonis tentando a Sant Antoni, fueron en un principio sacramentales -una especie de representación teatral- y que aunque durante el siglo XIX alcanzara su máximo apogeo, se perdió a principios de este siglo (XX)". Lo que hace pensar que la represión religiosa fue uno de los factores que hicieran desaparecer a los dimonis de nuestras fiestas.

La incorporación de una comparsa de dimonis a los festejos de Sant Antoni constituyó todo un acontecimiento con una gran acogida. La decisión fue tomada por acuerdo plenario de la Corporación Municipal.

Tres años después se añadieron a la comparsa dos máscaras más y en 1962, según publicaba la revista Vialfás, "para estas fiestas que se están aproximando el Magnífico Ayuntamiento, con el afán de una constante superación, ha adquirido tres magníficos dimonis que aumentarán la comparsa que ya existía (?) obra de la experta mano del artista D. Luís Carbonell, de Olot". En la década de los años ochenta fueron incorporados otros dos diablos, cuyas cabezas de cartón piedra son obra del escultor Pere Pujol, de Artà.

Nueva vestimenta

En la actualidad, el protagonismo de los dimonis en las fiestas de Sant Antoni de sa Pobla, corre a cargo de la comparsa de la Obrería, integrada por catorce diablos y Sant Antoni y el grupo de cantadoras que les acompañan. L'Obreria de Sant Antoni vela, custodia y gestiona estos elementos de la fiesta y cuida de su mantenimiento y conservación. Es la Obreria, conjuntamente con el Ayuntamiento la que se encarga de los dimonis, a tenor de un reglamento interno que marca el protocolo de funcionamiento de la Colla, pero siempre con la colaboración del Ayuntamiento.

Una novedad para este año será el estreno de nueva vestimenta por parte de los dimonis, gracias a la subvención que el Ayuntamiento de sa Pobla solicitó al Consell Insualar de Mallorca, en materia de cultura, habida cuenta que la fiesta poblera de Sant Antoni fue declarada Festa d'Interés Cultural (FIC) el año 2015.