Un elemento tan básico dentro del contexto urbano suele ser el ejemplo más claro del mantenimiento (o no) de una localidad. En el cuidado de las aceras puede estar incluso el respeto vecinal o el asqueo más descorazonador. Por eso el actual pacto que gobierna el ayuntamiento de Llucmajor (formado por Més, El Pi y PSOE), ha puesto en marcha la tercera fase de mejora y reforma de aceras. Una campaña con la que se llegará este año a los 3.500 metros lineales de espacios peatonales restauradas y mejoradas durante esta legislatura.

El alcalde llucmajorer, Bernadí Vives (El Pi), explica que "las principales actuaciones enteras, es decir, de toda una calle, se centran en el casco antiguo de Llucmajor (en las zonas que estén más próximas a escuelas, parques o centros de salud) y algunas de s'Estanyol donde hace treinta años que no se hacía nada en este sentido. Estaban en muy mal estado", se sincera; "Ahora lo que hacemos es rehacerlas por completo para garantizar que no tengamos que volver a intervenir hasta dentro de 50 años".

En el resto de núcleos también se llevará a cabo alguna actuación "pero como allí son lugares urbanizados hace poco o relativamente poco tiempo, no se debe hacer toda una acera completa sino mejoras puntuales en lugares donde es necesario", añade.

Otro punto conflictivo es, directamente, la carencia de aceras en muchas calles de las urbanizaciones: "Allí hay solares que no están construidos y no tienen aceras debido a que en el momento de urbanizar no se obligó a los promotores a hacerlas. Ahora es competencia de los propietarios que, en el momento de construir, deberán hacer las aceras", concreta. El consistorio alega en este sentido, que no puede actuar en solares no construidos que son de particulares.

Como en los años anteriores las tareas son realizadas por un grupo de trabajadores del programa Visibles del SOIB, mediante el cual las entidades locales contratan personas de más de 35 años, paradas de larga duración, y preferentemente sin prestaciones o subsidio de desempleo, para que ejecuten obras o servicios de interés general o social, a la vez que pretende mejorar las oportunidades de inserción laboral.

Según apunta el consistorio, el 80% de las tareas de estos trabajadores se centran precisamente en la mejora de las aceras, coordinados en todo momento por los operarios de la brigada municipal. "El Ayuntamiento hace un esfuerzo importante de maquinaria, vehículos y logística en general para poder llevar a cabo estas mejoras que eran una asignatura pendiente y lo seguirán siendo porque queda mucho trabajo por hacer, sobre todo en la parte antigua de Llucmajor donde es evidente que las aceras están mal", finiquita Vives.

El proyecto se inició en 2016 cuando en dos meses se arreglaron hasta dos kilómetros lineales de aceras, con una partida económica similar a la de las dos fases que le han seguido: 300.000 euros. El Ayuntamiento incide en que se reutilizan todos los materiales posibles (sobre todo bordillos), aunque en algunos casos precisamente esa haya sido la causa de su deterioro acelerado.