El presidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat, y el del Partido Popular, Biel Company, ya coinciden en algo: los dos reclaman la devolución de los Bous de Costitx a Mallorca. Pretenden que, más de un siglo después, abandonen el Museo Arqueológico Nacional y sean expuestos en... ¿dónde?, ¿en el Museu de Mallorca?, ¿en Costitx?
La ventaja de estos brindis al sol es que no cuestan nada. El problema radica en que se desvían las energías hacia lo imposible y se olvida lo esencial.
Es infinitamente más importante que Ensenyat y Company se dediquen a proteger aquello que conservamos, que no a desperdiciar el tiempo.
Hoy, afortunadamente, se puede narrar un episodio de trabajo positivo y en equipo, de colaboración entre lo público y lo privado para salvar un enterramiento prehistórico ubicado en Marratxí.
Los propietarios pretendían construir, el Consell detectó la existencia de un yacimiento prehistórico, se paralizaron las obras, se negoció durante años, el promotor podrá sacar adelante su proyecto, el ayuntamiento gana una plaza y se podrá abrir a las visitas el enterramiento.
Esta es la política de protección del patrimonio que debe practicarse día a día: con yacimientos, con documentos, con obras de arte... Es cierto que resulta más fácil lograr un titular reclamando los Bous de Costitx, pero no es menos cierto que así no se atajan los auténticos problemas de la cultura mallorquina.
