Si alguna vez le han pedido un ´cànyom´ en la cocina o ´s´agut´ en el campo y no ha sabido ni donde poner mano ni si esas personas hablan su mismo idioma, la conclusión es que está ante alguien de Muro o Sa Pobla, lugares donde se cuenta con numerosas expresiones fruto de la interrelación de muchas generaciones con s´Albufera que ha generado un vocabulario singular. Según se cuenta en estos pueblos con un punto de sorna, la mejor recomendación para tener suerte en el trabajo cuando el jefe te pide que bajes la herramienta conocida como ´s´agut´ -o sea, "que baixis s´agut"- es bajar sentado.

Y es que vivir de cara a s´Albufera ha curtido la forma de ser y expresarse de los habitantes de una zona de la isla con personalidad propia y que se ha enriquecido durante décadas con este singular vocabulario para nombrar actividades, objetos o lugares que resultaban prácticamente extraños para el resto de mallorquines. Muro y Sa Pobla se han consolidado de esta forma a lo largo de siglos como una isla dentro de otra isla, con su pequeño mar dentro que condiciona cualquier movimiento y genera sus propias denominaciones, ya sea para identificar plantas o aves que solo se encuentran allí, o para nombrar herramientas utilizadas en actividades relacionadas con cultivos como el cáñamo o el arroz.

El nombre que han recibido muchas de estas particularidades ´bufereres´ es precisamente el objeto de estudio del filólogo y profesor Miquel Àngel Tortell, natural de Muro, que ahora presenta un diccionario con más de 500 palabras fruto de ese intenso vínculo entre las gentes de esta zona y su entorno natural. Y es que Tortell defiende que las más de 3.000 hectáreas de humedal han condicionado no solo el lenguaje cotidiano -acciones, apodos o recetas, por ejemplo-, sino que la misión de ganarle terreno al agua de s´Albufera para cultivar es el origen mismo del nombre de Muro, que significaría tierra de prados -un ´prat´ o ´marjal´ es una extensión cultivable que anteriormente era zona estancada-, o del gentilicio ´marjaler´ para identificar a los nacidos en Sa Pobla, según recoge Alcover en el Diccionario Català-Valencià-Balear (DCVB).

Si ya resulta todo un descubrimiento la existencia de este ´idioma´ propio en estas tierras, lo que ya es para nota es adentrarse en las palabras que diferencian a los de Muro de los de Sa Pobla. Y es que llegados aquí aparece la controversia entre pueblos vecinos: "La albufera es s´Albufera de Muro porque sobre todo se encuentra en el término de Muro, pero hay que reconocer que los de sa Pobla se la han sentido más suya", añade Tortell. Resulta curioso para el investigador que habiendo trabajado las explotaciones agrícolas por igual gente de los dos pueblos "los de Muro tengamos una ruptura más traumática con s´Albufera y solo encontramos testimonios en la gente mayor, mientras en Sa Pobla sigue más vivo el recuerdo en otras generaciones".

Por ejemplo, la azada que en Sa Pobla se conoce como ´s´agut´ en Muro es una ´aixada en punta´, por lo que es fácil deducir que la anécdota del "baixar s´agut" se suele contar como un episodio entre un ´murer´ i un ´pobler´. O nos encontramos que el ´buidador´ para hacer la colada era un ´carabassot´ en Muro, o que un ´gavilan´ (también pronunciado galivan o guilevan) para un ´murer´ es un arpellot. Los orificios de un estanque para vaciarlo son ´aixetes´ en sa Pobla i ´baloneres´ en Muro.

Sobre la pervivencia de estas palabras en el lenguaje actual, Tortell reconoce que muchas están en desuso "pero si permanecen vigentes aunque sea en un grupo reducido de personas no se pueden considerar palabras muertas, por ejemplo muchas herramientas que ya no se utilizan hoy en día siguen siendo recordadas por mucha gente mayor". Otras, como es el caso del ´cànyom´ o ´canyemet´ sigue usándose en los dos pueblos para referirse a una servilleta de tela o a un trapo sin saber que su origen es de cuando se cultivaba cáñamo en s´Albufera y cada familia elaboraba sus ropas.

Algunos apodos o ´malnoms´ de familias de Muro y Sa Pobla hacen referencia a plantas y aves características del humedal, como de can Colís o de can Piulera. Descubrir estas palabras y sus orígenes permite además descifrar muchas de las ´gloses´ que incluye el libro y que cobran más sentido con las definiciones adjuntas. Así entenderemos algo mejor canciones populares como la que dice que "Home que aspia i no debana / o fa osques a un fus / o té s´enteniment fluix / o sa closca des cap vana", sabiendo que en principio estamos hablando de tejidos.