Ayer fue un domingo con muchas ferias, como acostumbra a ser últimamente. Invitada incómoda fue la lluvia, elemento que hoy en día se tiene muy en cuenta a la hora de valorar los resultados de estas citas lúdico festivas; mucho más de lo que se tenía en cuenta antaño, cuando la ferias eran citas necesarias en el calendario agrario.

Sa Pobla, municipio agrícola por excelencia, si dejó ver que aún cuenta con ese carácter y pese a la lluvia, que durante toda la mañana se dejó sentir de forma intermitente, la exposición de maquinaria congregó a muchos payeses ávidos de ver las novedades. los tractores y otros vehículos de trabajo se encontraban en los alrededores de la estación vieja.

La plaza del mercado congregaba a las atracciones de feria y algunos puestos de floristas. Artesanía y otros productos de consumo se agolpaban a modo de transición en la calle Mercat, hasta la plaza Major. Allí se había congregado el grueso de la muestra del arroz pobler. Reproducciones de campos sembrados de este cereal y de molinos de extracción de agua llábana la atención.

Y en el centro de la plaza se ubicó una gran carpa donde el Ayuntamiento cocinó un gran calderó d'arròs para invitar a los asistentes.

La muestra ganadera y las exhibiciones tuvieron lugar en las proximidades de la vía de ronda. No obstante, los animales abandonaron la feria sobre las 14 horas ante la incomodidad del tiempo.

La amenaza de lluvia y frio no impidió que el recinto ferial de Mancor de la Vall reuniera a muchos visitantes, a partir de las diez de la mañana con motivo de la XV Fira del Esclata-sang. Durante la mañana fue cayendo una fina lluvia que no impidió la asistencia, siendo los paraguas y las prendas de abrigo los protagonistas de la misma.

En la Plaça de Baix, estaba situado uno de los dos puestos de venta que ofrecía esclata-sangs, todos procedentes de la península (Lactarius deliciosus). A pesar de ello muchos visitantes adquirieron alguna cesta con este producto.

El otro estand que ofrecía también setas peninsulares y frutas estaba situado en la Plaça de Dalt. Éste sí tenia esclata-sangs mallorquines (Lactarius sangifluus), pero unicamente podía ofrecer medio kilo. El precio, casi prohibitivo, superaba los 40 euros por kilo.

Como en el pasado año hubo concentración bajo la llovizna de distintas colles de xeremiers que, instalados en distintas zonas de la Fira, amenizaron la mañana con sus sonidos.

A parte de los dos estands dedicados a las setas, los visitantes podían ver otros dedicados a la gastronomía como el de paté de escla-sang o la cerveza artesanal.

Bunyola celebró también ayer el día grande de la Fira de Santa Catalina, que estuvo marcado este año por el mal tiempo, especialmente durante la mañana.

La lluvia deslució los numerosos estands instalados en las principales calles del pueblo y provocó que varios actos tuvieran que trasladarse al mercado municipal, como las actuaciones de la Banda de Música de Bunyola o de la Batucada Rebombori.

Las actividades de la feria de Bunyola empezaron el viernes con la tradicional revetla de Santa Catalina, que llenó de focateres las calles y continuaron el sábado con el encuentro de xeremiers, entre otros actos.