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Petrificar la ley para urbanizar

Legalidad tolerada por conservadurismo normativo con inactividad consciente y, con bastante probabilidad, premeditada. Este es el aspecto que tiene el ´Petit Deià´, en esta isla que nunca logrará sacudirse el sobresalto constructor ni la fragilidad del paisaje.

Llama la atención que el proyecto haya logrado pasar inadvertido, incluso para los ecologistas, pese a llevar una década en la recámara. Se presenta casi como una pedanía del Deià coqueto y delicado, igual que si fuera el desarrollo natural de la población turística y residencial, pero no es más que una urbanización de lujo que solo se interesa por el escenario privilegiado sin importarle, seguro, el pálpito del Deià real. No se solventan los problemas de vivienda del municipio, se acampa con piedra y cemento en un lugar exclusivo.

De hecho, la alcaldesa lo justifica todo con un forro de piedra. No se altera y espanta posibles indemnizaciones con el pretexto del escaso impacto visual de la piedra que todo lo mitiga. También lo endurece. Esta es la cuestión, se ha petrificado incluso la normativa urbanística del municipio para que la sensibilidad actual sobre el entorno natural y los usos legales reciclados a partir la saturación urbanística de la isla, no interfieran en unos intereses constructores con licencias actualizadas después de una década de reposo.

Ha sido un juego de habilidades en el que el silencio ha quedado acreditado como buen aliado de promotores inmobiliarios. Después de la experiencia de Es Guix, tiene mérito lograr poner los cimientos de un nuevo "pueblo" de casas de lujo en el patrimonio protegido de la Unesco y sin que los ecologistas hayan visto moverse un árbol.

No es menos llamativo tampoco el comportamiento en este caso del Consell dispuesto a asumir la disciplina y la exigencia de modernización urbanística en casos menos impactante. Los planes particulares obstaculizan el inexistente Plan General de Deià.

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