Diez años de improvisación, sentimiento y rimas sociales. Una década de denuncias e ironía, de risas, piques y vueltas a empezar. Ayer, desde las once de la mañana hasta las once de la noche, los mejores improvisadores en lengua catalana de Balears, Catalunya y València dejaron patente su calidad y agilidad mental en obras de arte tan efímeras como punzantes. La décima edición de las 'Dotze hores de Glosa', que esta vez se celebraron en Artà, llenaron todo un pueblo, que participó de forma activa en los distintos lugares elegidos.

Pero es que además de ello, la jornada se completó con charlas, mesas redondas, conferencias y canciones que pusieron el trasfondo histórico y tradicional a la glosa, que goza de una salud envidiable fruto del gran trabajo realizado desde 2007 en Mallorca, a través primero de la Associació Canonge de Santa Cirga, y después como Glosadors de Mallorca, donde decenas de improvisadores han surgido de sus talleres, de sus encuentros y de sus noches de risas y copas en mano, a la búsqueda siempre del verso heptasilábico que tumbe al rival.

Ayer, la situación política catalana fue uno de los temas sobre el que rotaron muchas de las gloses, que tampoco desdeñaron otras porciones de la vida social, como canto contemporáneo del día a día y pulso social siempre tendente a la denuncia.