Hace ya más de una década que se decidió revalorizar el ´firó´ de Muro y convertirlo en una feria con encanto gracias a la apuesta del regidor de Fiestas de aquel entonces, Rafel Gelabert ´Blai´. Además, la tematización de la feria y el concurso de calabazas han ayudado a revivir un cultivo tradicional en Muro que había perdido fuelle durante mucho tiempo, ya que los ´murers´, conocidos por ´carabassers´, habían renegado del origen de su apodo, ya que siempre se había asociado el término con un significado despectivo. No obstante, desde hace unos años los ´carabassaires´ han sacado pecho para poner en valor este fruto de las cucurbitáceas.

Miquel Cloquell ´de Ca sa Creu´ ha sido uno de los impulsores del amor por este cultivo que se ha contagiado entre los vecinos. Al campeón indiscutible le están saliendo duros competidores, entre ellos Joan Florit ´Coronell´ y Bernat Cloquell ´Sero´, jubilados de banca, que se han animado a seguir los pasos del de ´Ca sa Creu´, y experimentar con el cultivo de calabazas, aunque ellos se han decantado más por las autóctonas.

Bernat Cloquell cuenta que "hace más de treinta años que cultivamos calabazas en casa para consumo propio, pero solo hace dos años que me animé a participar en el concurso". En cambio, Joan Florit comenzó a cultivar calabazas de ornamentación para un proyecto solidario para la Fundación Concordia, una organización creada por los Misioneros de los Sagrados Corazones, y ahora ya hace unos años que se ha especializado en el cultivo de la calabaza autóctona, más conocida como de ´patata´.

"Es un cultivo muy gratificante", coinciden los tres ´carabassaires´, "porque te permite ver los cambios que se producen a simple vista; cada visita es una sorpresa". "Te quedas embobado y le llegas a coger mucho cariño", añade Miquel Cloquell, payés de toda la vida, mientras afirma que no había sentido esta pasión con ningún otro tipo de cultivo.

Concurso interesante

El concurso se presenta interesante. Hay rumores de que participarán ejemplares de diversos puntos de la isla como Campanet, Manacor o sa Pobla, entre otros, un hecho importante que cabe cuidar para asegurar un buen futuro al concurso, afirman los expertos mientras comentan sus logros y comparten sus experimentaciones.

"Toda fiesta debe cuidarse y promocionar para que no muera de éxito", recalca Joan Florit, a lo que Miquel Cloquell corrobora que "es bueno presentar ideas nuevas para mejorar la fiesta y el concurso, así que este año después de diversas reuniones con participantes y Ayuntamiento se ha decidido hacer algunos cambios".

Entre ellos, se premiará a los diez primeros de cada categoría con un lote de productos locales de Muro y una camiseta de ´carabassaires´. Además, este año se procederá a la apertura de las calabazas ganadoras (las primeras de cada categoría) con la intención de asegurar la transparencia y repartir las semillas en el mismo momento. En las anteriores ediciones, las calabazas no se abrían en público y las semillas se repartían entre los meses de abril y mayo de la mano del Ayuntamiento. El problema es que en algunas ediciones llegaban tarde para el momento ideal de siembra.

Otro aspecto que se cuidará especialmente, pero a partir de la próxima edición del 2018, será el de las calabazas autóctonas. En este apartado se ha decidido precisar aún más para intentar salvaguardar la especie, así que se vigilarán más a conciencia las características de las calabazas de Mallorca para evitar que ganen ejemplares híbridos.

Algunas de las características de las calabazas autóctonas son su forma más aplanada en la cabeza, que pueden llegar a medir más de un metro de diámetro, son generalmente blancas o de color gris claro y tienen un sabor insípido, con un toque dulce o afrutado. Son de piel fina al tacto y sus semillas son aplanadas.