La sede social de la Casa de EXtremadura en Cala Millor se convirtió la pasada noche de Halloween en el túnel del terror. Una atracción improvisada por los socios de la casa regional y que cada año organizan con mucho éxito. La calle Molins se llenó de jóvenes y no tan jóvenes a la espera de poder acceder al recinto. La espera se hacía larga pero llevadera, ya que los organizadores habían instalado una parrilla con comida y bebidas. Al finalizar el acto se hizo un pase con las luces encendidas para que los más pequeños pudieran identificar a los cerca de treinta malvados actores que escenificaron el diabólico túnel.