Los cambios sociales y la movilidad actual apenas han trastocado los hábitos y las querencias por el consumo de sobrasada, lo cual significa que el embutido insignia de Mallorca mantiene una calidad y unas singularidades capaces de resistir cualquier mutación del consumidor.
Persisten dos grandes vías de apetencia y elaboración de la sobrasada, la doméstica, estable y discreta, y la industrial, con capacidad de introducción creciente en los mercados peninsulares y extranjeros. La sobrasada acompaña ya el regreso de muchos turistas y es demanda ocasional desde la residencia habitual para volver a experimentar los buenos sabores conocidos durante la estancia en Mallorca.
Con ello ha llegado un exportación que es todavía simbólica aunque claramente creciente. Apenas representa el 5,27% de la producción, pero en el último lustro se ha incrementado el 253%. Francia sin duda alguna se lleva la palma. Es el mejor cliente con el 88,47% de la exportación. Llama la atención que el embutido logre incluso mercado en Santo Domingo. Todo lo dicho sirve para condimentar optimismo en el sector y abrir nuevas vías de producción y comercialización.
