Hacía poco que habían acallado los fusiles en una España enfrascrada en una cruel y fratricida guerra, una antesala donde las potencias europeas ensayaron con sus armas para iniciar la II Guerra Mundial. Alemania había invadido Polonia y Checoslovaquia, eran los inicios de la década de los años 40. Las illes Balears estaban en la mira de alguna de las potencias, varios historiadores citan especialmente la mirada de codicia que Mussolini tenía hacia el archipiélago; y es que eran y son un enclave estratégico del Mediterráneo occidental.

El gobierno español decidió fortificar las costas y así se empezaron a gestar los elementos que tan habituales nos son a los habitantes de las islas, los búnkeres y casamatas que desde Cala Sant Vicenç hasta Cap Blanc pueblan calas, playas y acantilados.

Pep Pons es un investigador tenaz que ha realizado una importante labor de campo. Es colaborador del museo de historia militar de San Carlos, donde se expone parte de su trabajo en cuanto a fortalezas y torres de defensa de Mallorca. Durante los últimos años ha recorrido toda la costa mallorquina y ha fotografiado y documentado los búnkeres costeros. Pons explica que según su investigación se habían proyectado unos 200 aproximadamente, aunque él sólo ha conseguido documentar cien de ellos.

El desembarco del capitán Bayo ocasionó que ya antes de finalizar la Guerra Civil se construyeran algunos búnkeres en la Punta de n´Amer. Éstos son, pues, los más antiguos de cuantos podemos observar caminando por las playas de Mallorca. La idea se extendió a partir de 1940 ante el peligro de una invasión extranjera. Y es preciso decir que, aunque se construyeron y finalizaron, como mínimo los cien que ha documentado Pep Pons, nunca se utilizaron. "Jamas fueron artillados de forma permanente, como mucho se usaron en algunas maniobras ocasionales", explica el investigador.

La construcción de estos búnkeres se llevó a cabo en los lugares donde era posible un desembarco. Así se observa como en toda la costa de la Serra de Tramuntana Pons ha encontrado sólo uno en Andratx. "Es lógico. -sostiene- Si pudiéramos trasladarnos a los años 40 veríamos como desde Andratx a Cala sant Vicenç, desembarcar en la costa es muy complicado pues las infraestructuras viarias de entonces eran muy rudimentarias. Sólo el Port de Sóller podría ser susceptible de ello, pero estaba bien defendido merced a la base naval, recién construida unos años antes".

Toda la costa de Llevant, parte del sur y las dos bahías del norte (Alcúdia y Pollença) están plagadas de estos búnkeres y casamatas. El responsable de la construcción de esta linea defensiva costera fue el general honorífico Ricardo Fernández de Tamarit quien dio nombre a lo que se conoció como la Línea Tamarit. Este general honorífico es un personaje de infausto recuerdo por ser el instructor, siendo entonces coronel, del consejo de guerra a Emili Darder, Alexandre Jaume, Antoni Mateu y Antoni Maria Ques, que acabaron fusilados el 24 de febrero de 1937 en el cementerio de Palma.

Camuflaje

Las construcciones se llevaron a cabo a lo largo de la costa usando la orografía del terreno para camuflarlos. "Los hay de muchos tipos pero todos intentan disimular su presencia. Donde la costa es escarpada se ven construidos de forma que aprovechan rocas o salientes y simulan ser uno más del lugar. Otros estan forrados de piedra para confundirse. Y donde no era posible construirlos camuflados con el terreno lo hacían simulando casitas de pescadores o de varamiento de barcas", dice Pons.

La bahía de Palma tampoco cuenta con estas construcciones. No eran necesarias puesto que desde Cap Blanc a el Toro estaba plagado de baterías de cañones de costa y antiaéreos. "La de Cab Blanc aún conserva dos grandes cañones", dice Pons.

La mayoría de las construcciones mencionadas están abandonadas. Una gran parte se encuentra en zona de dominio público. Muchas están en ruinas y alguna amenazando la seguridad de quienes se acerquen. Recuerdos de un tiempo que se desvanece.

Cala Mesquida

En Cala Mesquida (Capdepera) encontramos este búnker que es una muestra de como se utiliza el material de la zona para camuflar la fortificación. Es un búnker forrado de piedra en un lugar donde abundan las piedras sueltas, desde el mar es difícil de avistar si el vigia no sabe exactamente que busca. Tiene dos aperturas para disparar en varias direcciones.

Son Bauló

En el barrio de Son Bauló, perteneciente al núcleo costero de Can Picafort (Santa Margalida) se observa este otro tipo de búnker. Construido muy plano, semienterrado en el terreno, ofrece una visual (desde mar adentro) de continuidad a una costa rectilínea. El vigía tendría dificultad en identificarlo entre los demás pequeños salientes del terreno.

Es Trenc

En la imagen se puede ver un búnker de playa, reforzado, en el arenal des Trenc (Campos). Se trata de una zona despejada donde camuflar el búnker con el terreno es difícil por lo que la solución adoptada fue imitar la silueta de una caseta de pescador con un varadero abovedado simulando el lugar donde se recogía la barca por la noche.

Can Cap de Bou

Entre Alcúdia y el Port de Pollença se pueden ver varios búnkeres de este tipo. Al igual que en es Trenc, la costa no ofrece demasiado abrigo por lo que el camuflaje de los búnkeres es el de imitar a las muchas casitas de pescadores o de payeses que se podían ver desde el mar a lo largo de la costa y tierra adentro en lo que hoy conocemos como s´Albufereta.