Habría que rebautizar a la edición de ayer sábado de la batalla de racimos de uva como la batalla del barro. Así lo definía en broma el concejal de Fiestas de Binissalem, Rafel Ramis.

Y es que la fina lluvia que empezó a caer desde las 11.30 de la mañana, y de forma intermitente, provocó un verdadero barrizal en el solar adjunto al polideportivo donde se desarrolla la batalla de racimos. Aunque eso no constituyó un inconveniente para que casi un milenar de jóvenes se lanzaran racimos y restos de pensado de la vendimia pues al final, la finalidad de la fiesta es embadurnarse de lo lindo.

Comienzo

La fiesta empezó a las 12 de la mañana, como es habitual, en el balcón del Ayuntamiento, allí los integrantes de la asociación juvenil es Trui y del grupo Xamo Xamo dieron el chupinazo de salida y pronunciaron el pregón, medio en tono humorístico, medio sentimental. Fueron muchas las personas que se emocionaron al oir hablar de como evoluciona la fiesta de la vendimia y se hace grande a la vez que mantiene la tradición.

La calle de la Concepció, donde se encuentra la casa consistorial se llenó de gente de todas las edades para asistir a este acto. Posteriormente, la parte juvenil de la masa comenzó a desfilar a pie hasta las inmediaciones del campo de fútbol donde se involucró en la batalla.

Entre 10 y 12 toneladas de uva y ´rapa´ se lanzaron, aunque cabe precisar que la uva la importan de la península, la de Binissalem es demasiado preciosa, y cara, como para tirársela a la cabeza. Usan uva que está a punto de caducar.