Los medios asistenciales destinados a personas ancianas o dependientes han evolucionado de manera drástica en los últimos años. Por diversos motivos confluyentes que han obligado a introducir criterios nuevos y han exigido la mayor implicación de la Administración en una materia que siempre ha sido de su competencia pero de la que, hasta ayer, podía inhibirse o delegar en la abnegación, la generosidad y el voluntarismo de otros.
En Mallorca este tipo de asistencia se ha prestado tradicionalmente por parte de instituciones y congregaciones religiosas que paulatinamente, por la merma de medios humanos y materiales, se han visto obligadas a dejarla. Todo ello transcurre ligado a la evolución de una sociedad más plural y con nuevas necesidades y exigencias. La monja sin horario ni convenio laboral -explotada diríamos hoy- es reemplazada por el trabajador formado contrato específico. Lo mismo podríamos decir de las instalaciones.
El Hospici de Felanitx, como tantos otros centros semejantes, es un buen ejemplo del tránsito experimentado. Su acondicionamiento como residencia, centro de día y de estancias nocturnas para dependientes, está siendo más costoso de lo esperado. Padece las secuelas de la antigüedad y del cierre. Le falla la estructura. Hay que consolidarla y adaptarla a la modernidad. Igual que a los Servicios Sociales de Mallorca en general. Están fuera del control de la demanda.
