Bernat Colomar, es un vecino del municipio de Alaró. Como en todos los pueblos de Mallorca Bernat tiene nombre y apellidos pero es más conocido por su mote familiar, lo que se conoce en la isla como el malnom. Así pues, si muchos alaroners no le conocen como Bernat Colomar, seguro que no les suena ajeno el nombre de Bernat Mora.

El nombre no tiene más importancia, informativamente hablando, pero sí sus aficiones por la peculiaridad de sus actividades. Y es que cuando algo ordinario se sale de la norma se convierte en noticia y que una sola tomatera, como las de Bernat Mora de 1.300 tomates en un solo año es algo extraordinario.

Hombre de campo

Nos recibe en su casa para enseñarnos una de las cosas más increíbles que le han pasado. Bernat es un hombre de campo, cuida su huerto, porque hace ya muchos años que es aficionado a la agricultura.

Le ha sucedido que las pasadas Navidades le creció una tomatera en el huerto que tiene al lado de su casa de Alaró. La llama una tomatera venturera. Es un nombre que ancestralmente dan los payeses a una planta que crece a la buena de Dios sin que nadie la haya plantado. Probablemente una semilla caída, un tomate podrido arrojado, o vaya a saber que extraña y curiosa circunstancia llevó la simiente al lugar. 'Venturera' le llaman los payeses en mallorquín y su traducción más o menos correcta sería aventurada o venturosa en castellano.

El hecho en sí es que no sabe de qué raza es ni por qué razón creció en su huerto. "pero ya que el cielo me la regaló la fui regando", manifiesta. Lo hacía a diario pero no se imaginaba que creciera hasta las dimensiones que alcanzó.

Descomunal

"No había nada sembrado, solamente había un surco de alcachoferas, creció por detrás y pasó por encima", sostiene. Añade que "esta tomatera ha crecido hasta llegar a los diez metros cuadros y por ahora he cogido un total de 1.391 tomates en menos de dos meses. Y es que el vecino vio tal abundancia de frutos que tuvo la curiosidad de llevar la cuenta de los que cosechaba.

Nos cuenta que el último amigo al que le invitó a llevarse tomates recogió nada menos que180. No sabe muy bien qué hacer con toda esta abundante cosecha a lo que expresa: "Las he puesto al sol y he elaborado unos 100 tarros con aceite y sal, he regalado muchas y he hecho otras conservas". Aunque no cree que le crezcan tantas como hasta ahora, ya ha ganado la apuesta que se cruzó con algunos amigos de que llegaría a las mil y aún le quedan unas 500 más por recoger.