Caballistas, payeses y otros colectivos como cazadores, propietarios de galeras, senderistas, barranquistas y excursionistas se han juntado en una plataforma para organizar una manifestación que saldrá del hipódromo de son pardo y recorrerá palma hasta el Consolat de Mar. La protesta tiene su origen en "la negativa del conseller de Medio Ambiente a escuchar las propuestas de los colectivos que practican actividades en la naturaleza y aplicar a rodillo sus planes", explica Bartomeu Llinàs, presidente de la asociación de Cavallistes en Defensa dels Camins i Rutes Públiques de Mallorca.

La manifestación tendrá lugar el día 30 de mayo, según se acordó en una asamblea celebrada el viernes en el complejo ses Torres, situado en la carretera de Santa Margalida a Manacor.

Unas doscientas personas, en su mayoría caballistas, secundaron la llamada de la entidad que preside Llinàs. Pero también estuvieron presentes representantes de los payeses del Pla, de las entidades de caza social y de grupos de excursionistas, senderistas y barranquismo. Intervinieron el ya mencionado Bartomeu Llinàs, Pedro Vanrell, presidente de la Asociación Balears de Entidades de Caza Social; Robert Busquet, portavoz de la plataforma de actividades en la naturaleza y Manuel Vargas, presidente de una asociación de propietarios de galeras.

Llinàs insistió en que el origen del problema es "el incumplimiento del Govern de acuerdos anteriores por los que se mantenían y se trabajaba en recuperar antiguos caminos de herradura. Con la nueva ley de barrancos, no sólo no se prosigue, sino que nos quieren incluso recortar lo ya conseguido".

Dunas

Llinàs hizo referencia a la polémica con el camino de Artà a Lluc de la cual dijo "se nos acusa de pasar sobre las dunas y no es cierto. Allí hay una antigua ruta de herradura que es por donde pasamos. Incluso propusimos negociar un cambio de trazado pero nunca nos han recibido".

Pedro Vanrell fue mucho más crítico y manifestó que "el problema es que nosotros somos ecologistas que vivimos en el campo, y muchos del campo, pero en la Conselleria hay un grupito que se cree más ecologista y lo vive en los despachos. Tienen sus ideas, que respetamos, pero ellos nos las imponen y ni siquiera quieren oír las nuestras. Es una dictadura de ecologistas que no quieren escuchar a los demás ecologistas".