Ayer se consumó la venta del viejo edificio que albergó el cine Alcázar de Sóller. La firma Alvotel ha pagado algo más de 800.000 euros por la compra de un edificio que ocupa una superficie de 1.300 metros cuadrados en pleno centro de Sóller. La compañía francesa adquirió recientemente dos hoteles en el municipio. Uno de ellos, el Gran Hotel, está situado frente al viejo cine y posiblemente la sala de proyecciones acabe convirtiéndose en un anexo al establecimiento hotelero de lujo. La transacción inmobiliaria se efectuó ayer ante notario con la presencia del alcalde de Sóller, Jaume Servera, quien se llevó para el ayuntamiento un cheque por valor de 15.000 euros de la transacción inmobiliaria. El cine era en parte propiedad del acaudalado empresario Damián Mayol. Su legado fue repartido entre varios herederos y su esposa, Adela Oliver, ordenó en su testamento que una parte de los edificios debían venderse para que un 10% de las ventas fueran para el municipio.

El teatro Alcázar abrió sus puertas en 1933 y se convirtió en la sala de espectáculos de mayor envergadura del municipio. Con sus 1.100 localidades fue el último cine del municipio en cerrar sus puertas, en 1996, bajando el telón a una historia que arrancó en plena República. A principios de los años treinta Cinematografía Marqués decidió construir un teatro que debía llamarse Kursaal. Sería el primero y único del municipio que dispondría de pantalla panorámica para la proyección de películas en Cinemascope.

Además de la proyección de películas, en su escenario se representaron obras de teatro, espectáculos musicales y se celebraron multitud de eventos desde la lectura del pregón de fiestas a la investidura de las Valentes Dones. En sus paredes todavía resuenan algunos de los debates y mítines políticos que se celebraron en su interior como el de Túnel sí, túnel no a mediados de los ochenta.