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"Decían que el 'capellà Poquet' y el obispo compartían 'querida'"

Jaume Santandreu sostiene que los historiadores de la Iglesia han elaborado un relato para "salvar al prelado y esconder" la figura de Alomar

El sacerdote Jaume Santandreu. diario de mallorca

El exsacerdote Jaume Santandreu lleva muy dentro la historia del asesinato y el manto de silencio sobre la figura del capellà Poquet, y tilda el episodio como "la asignatura pendiente de la Iglesia mallorquina". En 1995 se plantó ante el obispo Teodor Úbeda para decirle que tenía decidido celebrar al fin un funeral por Jeroni Alomar, y la primera reacción del prelado fue decirle que ambos bandos habían cometido atrocidades: "Es verdad que al principio no le entusiasmaba y me dijo que en Ontinyent los rojos mataron curas, pero rápidamente vio que la cosa iba adelante y me dijo que él mismo diría el funeral", que se celebró en la iglesia de los Caputxins de Palma ese mismo año.

Santandreu critica que los historiadores oficiales de la Iglesia han elaborado un relato "para salvar al obispo Miralles y esconder la figura de Alomar. De hecho, si preguntamos ahora a los curas jóvenes quién fue Jeroni Alomar Poquet, ¿alguien sabe algo?". También añade que la historia oculta que siempre ha circulado versa sobre un triángulo amoroso entre ambos religiosos y una mujer: "Se decía que el obispo Miralles y Alomar compartían 'querida' y que ella prefería al cura. Y cuando la mujer supo que habían matado al sacerdote se fue a ver al obispo y le dijo: 'Ves estos rizos, pues no los volverás a tocar'".

Santandreu cree que las autoridades franquistas querían dar ejemplo y pusieron sobre la mesa del prelado los nombres de tres curas, que fueron "Tomeu Oliver, de Sencelles, uno de Bunyola que era historiador, y el capellà Poquet". La sentencia de la Iglesia fue dejar caer al religioso de Llubí, y a pesar de que en las cartas oficiales la posición del obispo fue de ambigua protección, Santandreu lo tiene claro: "En el último momento manda a su secretario, José Paylaró, a parar la ejecución, pero llega tarde, y eso que del Palacio Episcopal hay 700 pasos y podría haber ido él en persona, pero prefirió un enviado cuando Alomar ya estaba muerto".

Santandreu califica a Alomar como un avanzado a su tiempo: "Era un hombre de cultura, de familia acomodada, inquieto, con conocimientos técnicos y título de radio. Predicaba muy bien y además iba por muchos pueblos y como además era un buen zahorí, se descubrieron muchos pozos gracias a él". Ideológicamente lo sitúa como un hombre de derechas, pero la detención de su hermano, miembro de Esquerra Republicana, "le provocó un cambio".

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