Llega mayo, suben las temperaturas y la mayoría de plantas están en pleno proceso de floración. El día 10 de este mes fue luna llena, sin duda el mejor momento para recolectar las hierbas aromáticas y silvestres para preparar el típico licor de hierbas que tradicionalmente se elabora en Mallorca.

Para ello, y coincidiendo con la mencionada fecha, se reunieron en la finca de Deulosal, ubicada en el pequeño pueblo del Pla de Maria de la Salut, unos veinte compañeros jubilados y prejubilados de una entidad financiera junto a otros compañeros y conocidos y el propietario del predio, Jaume Pastor, con el fin de elaborar el licor de hierbas, algo que ya se ha convertido en un evento institucional y anual en estas agradables fechas.

Se organizan de manera que cada uno aporta al grupo las hierbas que ha recogido en su casa o en el campo. Hay mucha variedad teniendo en cuenta que los participantes residen en distintos pueblos de la isla.

"Nos hemos documentado y sabemos que las hierbas seleccionadas deben recogerse frescas y de buena mañana, teniendo especial preferencia por las puntas tiernas de las mismas, donde brotarán las futuras flores y si ya han florecido, tanto mejor; se recolectan las flores porque es donde se concentran los principios activos de las plantas", explica Joan, un veterano entendido en el tema. "Como es sabido, el alcohol, en este caso la mezcla de anís seco y anís dulce, con el macerado de las hierbas, disuelve la celulosa y de esta manera se extraen los mencionados principios activos", dice Tomeu, un apasionado del mundo vegetal.

Trabajo en cadena

Una vez clasificadas las plantas, las flores, hojas, frutos secos y verdes y todos los ingredientes que se desean mezclar para que el licor sea más gustoso y personal, se disponen sobre una mesa.

El grupo se organiza en cadena de forma que cada uno introduce los elementos preferidos en sus respectivas botellas. Se utiliza un poco de cada uno de los distintos elementos y en la proporción adecuada.

Finalmente se trasladan a otra mesa, donde se realiza el llenado de las botellas con la proporción de licor que cada uno desea. Si se quieren dulces, se rellenan de anís seco y anís dulce a partes iguales. En cambio, si se prefieren semis, la mezcla consiste en tres cuartos de anís seco por un cuarto de licor dulce.

"Tradicionalmente se decía que el número de hierbas que se debían introducir tenía que ser en número impar, nosotros consideramos que tal argumento carece de consistencia y en nuestros días ya no hay tanta superstición", apuntan los componentes del grupo de amigos. "Después, estas botellas deben guardarse en casa en un lugar oscuro y no se consumen hasta pasados por lo menos cuatro meses", termina diciendo Pere.

Una buena comida

La interesante jornada concluyó, como mandan las buenas costumbres, alrededor de una mesa peus devall taula gozando de un sabroso arròs brut pobler que cocinaron para todos Tomeu y Pere, compañeros del grupo y residentes de este pueblo amante del picante que es sa Pobla.

Vinos, ensaimadas, aigua de neu? Tampoco faltaron las canciones que algunos de ellos se atrevieron a entonar con el acompañamiento de un guitarró.

Todo ello dio como resultado una cálida y amigable fiesta que, como se ha dicho, se celebra una vez al año y que, además de pasarlo bien, se aprende sobre las propiedades y virtudes de las plantas típicas de la isla. Se culminó el evento brindando por la primavera con vasos de licor de hierbas elaborado el año pasado y sabedores todos de que habían hecho un licor ancestral que seguramente atesora propiedades saludables.