"El problema no es tanto económico como de servicios básicos para el mantenimiento de las playas. Si el Ministerio tarda en contestar y no sabemos cuando tirarlos abajo, quién se encargará mientras tanto de la limpieza general, de retirar las algas, del socorrismo, de los servicios, de los baños...", explica el alcalde de Campos, Sebastià Sagreras (PP) ante el dilema planteado por el ministerio de Medio Ambiente estatal, Demarcación de Costas y el Tribunal Supremo, que no deja otra opción que cumplir con la actual Ley de Costas, y proceder a la demolición inminente de los seis chiringuitos de obra repartidos entre los arenales de es Trenc, sa Ràpita, es Coto y ses Covetes, para justo después volver a instalar otros, más pequeños, desmontables y ajustados a la normativa.

"En principio creo que no se llegará a dar el caso y podremos tener chiringuitos y servicios a mediados del mes de mayo", vaticina el primer edil, "aunque si no es así ya puede venir el Ministerio a limpiar". Sagreras recuerda que este martes, justo después del pleno de las ocho de la mañana que aprobó una partida extraordinaria de algo más de 222.000 euros para demoler los seis chiringuitos afectados, el ayuntamiento de Campos enseguida envió dicho acuerdo (acompañado de la redacción del proyecto de derribo) al Ministerio, para que, en cuestión de días, lo acepten y el consistorio se ponga manos a la obra, substituya unos chiringuitos por otros y eso, a su vez, permita que Demarcación de Costas les dé el permiso para la concesión de los servicios de playa.

De no recibir una pronta contestación, el Ayuntamiento pediría o bien poder mantener los quioscos como están una temporada más y pasar a demolerlos en noviembre, o bien cerrarlos y colocar ya los desmontables al lado para poder dar las pertinentes concesiones, que solamente en chiringuitos reportaron a las arcas municipales unos 700.000 euros en 2016 (1,4 millones añadiendo hamacas y sombrillas).