La iglesia de Son Carrió, en Sant Llorenç, ha sido escenario un año más de una de las tradiciones más curiosas de la Semana Santa mallorquina. Se trata de la función de los centuriones el Domingo de Pascua, que se celebra a primera hora justo antes de la procesión del Encuentro y la misa.

La gente que ha llegado a la iglesia esta mañana ha encontrado a un grupo de centuriones romanos, a quien se había encargado la tarea de velar el sepulcro, sentados en sillas y dormidos. Cuando han despertado tras la llegada del cabo se han dado cuenta que Jesús ya no estaba, puesto que había resucitado.

En su desesperación por encontrarlo y como manda la tradición, han comenzado a darse empujones entre ellos y a lanzarse uno encima del otro.