El descontrol actual en la protección de la necrópolis de Son Real (Santa Margalida), uno de los yacimientos talayóticos más emblemáticos de Mallorca y del Mediterráneo, ha impulsado al ayuntamiento de Santa Margalida a colocar por enésima vez carteles en el entorno del viejo cementerio en los que, en cuatro idiomas (catalán, castellano, inglés y alemán) ruega a los visitantes que no pisen las tumbas, ya de por sí muy deterioradas por el paso del tiempo, la desprotección y la proximidad del mar.
Hasta hace unos días no había ningún aviso en el entorno de la necrópolis que avise sobre la importancia de proteger las piedras milenarias del desgaste que provocan los visitantes. En algunos días festivos, el yacimiento del siglo VII Antes de Cristo se convierte en una especie de área recreativa abierta al público, con familias enteras comiendo sobre las tumbas o saltando de una a otra con total impunidad, alterando los trabajos de excavación y restauración que cada verano realizan los arqueólogos.
Fuentes del ayuntamiento de Santa Margalida admiten que la situación es preocupante, pero añaden que la única actuación que pueden llevar a cabo es la colocación periódica de carteles para prohibir el acceso indiscriminado a los sepulcros talayóticos. "El problema es que cada vez que se colocan, no duran más de unas semanas porque alguien los retira", lamentan. Por este motivo, la institución municipal insta a los visitantes a no eliminar los avisos porque, de lo contrario, "la gente cree que puede pasear tranquilamente sobre las tumbas".
Delimitación del yacimiento
La necesaria protección de Son Real siempre ha alimentado el debate sobre la conveniencia de delimitar el yacimiento mediante algún elemento físico que impida el acceso del público.
La necrópolis, llena de visitantes hace dos semanas. J. FRAU
Las fuentes municipales explican que los expertos de Patrimonio han recomendado la delimitación del perímetro de la necrópolis mediante la colocación de una cuerda a media altura, al igual que en los museos, que sirva de barrera entre la gente y el yacimiento, aunque la medida no ha llegado a ejecutarse.
Hace unos años el yacimiento estaba rodeado por una valla que, sin embargo, no logró el efecto deseado. "En lugar de observar la necrópolis desde la valla, mucha gente se dedicó a romperla para entrar en el recinto funerario, tal vez pensando que encontrarían algún tesoro arqueológico", explican desde el Ayuntamiento.