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La Mallorca real y la administrativa

La Mallorca real y la administrativa

La Mallorca vuelta espacio metropolitano único por implantación de los usos urbanos, la degradación de fora vila como mero espacio de residencia o recreo y el deslumbramiento del turismo, sigue estructurada, sin embargo, en 53 municipios diferentes y un número muy superior de poblaciones. Con el tiempo se ha consolidado una clara disfunción entre la Mallorca real y su organización administrativa. En muchos casos se han invertido los términos, la pedanía o la colonia veraniega ha adquirido mayor dimensión que el pueblo de matriz histórica con sede municipal. Can Picafort predomina sobre Santa Margalida, Cala d´Or sobre Santanyí, Cala Millor sobre Son Servera y Sant Llorenç. Así, suma y sigue.

Nadie afronta con seriedad la reorganización administrativa de una isla que ha conectado en exclusiva su geografía humana al turismo. La carencia tiene numerosos costes, no solo económicos. Condiciona los modos de vida y la dotación de infraestructuras y servicios elementales. Tampoco nadie va a hacerlo de forma inmediata, mucho menos en esta época de políticos indecisos que hasta someten a referéndum la peatonalización de una calle. En estas condiciones, ningún programa electoral ni ningún compromiso sobrevenido con posterioridad planteará la alteración de un término municipal. No vende. Y los ediles se han vuelto, sobre todo, operarios mercantiles del poder.

Como tantas otras de sus recomendaciones que se quedan en papel mojado, la propuesta de la Sindicatura de Comptes para racionalizar la organización municipal tiene mal pronóstico. Su último informe dice que el individualmismo administrativo es un pésimo negocio para Estellencs, Banyalbufar, Sant Joan, Montuïri, Vilafranca, Búger y Escorca.

También cuestiona la misma existencia de la entidad local menor de Palmanyola. Son lugares con baja autonomía fiscal y financiera, lo cual lleva a sus residentes, entre otras cosas, a pagar mucho en proporción a los servicios que reciben. Sin embargo, su principal drama es el de la incapacidad de renuncia al control municipal y a la exhibición de la vara de mando.

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