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Actitud personalista y reparto de poder

Ayer hubo relevo en la alcaldía de Sant Joan. Es uno más de la cadena de intercambios de mando que se están produciendo en abundantes municipios de Mallorca como consecuencia de los pactos suscritos tras los últimos comicios municipales. Son, con matices, los ententes a conveniencia para el ejercicio personalista del poder que poco o nada tienen que ver con el consenso del programa o el trabajo en equipo previsto para cada cuatro años, con intercambio de trabajos colectivos y equiparación de responsabilidades. Solo se ha previsto qué tiempo debe mandar cada uno sin molestias y con oposición controlada. Nada más. Basta mirar la trayectoria política y las relaciones entre los afectados para corroborarlo. Quienes no se entienden en lo personal se avienen en lo político. No es buen pronóstico. Como ya ha ocurrido en el vecino Petra, con el relevo de Salvador Femenías por Martí Sansaloni, el cambio de ayer en Sant Joan es fiel reflejo de esta praxis. Actúan los mismos partidos, aunque en posición inversa. Francesc Mestre ´Batxà´ de El Pi sustituye a Pablo Pascual del PP, una sucesión que en vez de continuidad significa etapa nueva y que no está exenta de polémica para un alcalde que se encontrará en la renovada plantilla del Ayuntamiento a su esposa. Igual que en casa, con la dificultad que ello comporta para separar lo público de lo privado. Los cambios de alcalde a mitad de periodo de gobierno tienen sentido si son fruto de la responsabilidad colectiva de todo el consistorio y responden a un trabajo coordinado de equipo y programa pactado. Es la mejor manera de responder a la pluralidad del electorado y a las demandas sociales. Hacerlo como mero reparto de poder significa directamente usar la confianza del voto ganado en beneficio de la arrogancia y conveniencia personal.

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