Orient tiene 17 habitantes fijos y uno que va y viene. Se trata de un visitante muy especial, es un petirrojo que desde hace dos años elige este llogaret de Mallorca para pasar el invierno.

Desde mediados de noviembre este curioso turista, que pertenece a una especie protegida, vive en Orient hasta finales de marzo, cuando emigra al este de Europa. Así lo explica su mejor amigo, Pascal Vaugon, un vecino de 56 años que como ´El Principito´, ha sido capaz de "crear lazos" o de "domesticar" a un pájaro que cada día le visita en su ventana y hasta cuatro veces.

Le llama Rupit, como se dice petirrojo en catalán. "Es libre como el viento, como debe ser", comenta Vaugon. Aunque es insectívoro, "come avena, manzana y fresas trituradas", que le deja en la ventana. A las siete de la mañana, el petirrojo hace su primera aparición regalándole su hermoso canto. "Lo maravilloso es que cuando está relajado su plumaje se hace más brillante", explica asombrado.

Las fotografías del petirrojo se llevan cientos de suspiros cada vez que su amigo humano las publica en Facebook. Unas 250.000 personas, desde Australia hasta la China, aplaudieron la imagen del petirrojo en la nieve el pasado mes de enero, que con la puntualidad habitual se acercó a desayunar con Vaugon.

"Me pregunto cada mañana: ¿Se habrá marchado Rupit? En cuanto lo llamo y acude a mi silbato se me estremece el alma. La ilusión es poderosa...", expresa Vaugon su sentimiento por el pequeño pájaro que "pronto migrará con la primavera".

"Rupit seguirá su viaje. De momento apreciaré y me contentaré con su presencia diaria mientras dure", asume Vaugon. "Contigo Rupit ha encontrado un cielo abierto donde puede volar en libertad y sin miedo alguno a su amigo humano. Es muy listo", se alegran todos al recibir noticias de esta historia sobre la amistad entre un hombre y un petirrojo.