Llorenç Bernat Mir, natural de Selva, murió el jueves a los 94 años de edad. Su nombre y dos apellidos apenas son conocidos, pero cuando se desvela que era l'amo des Verger, la possessió que se encuentra a medio camino en el ascenso hacia el Castell d'Alaró, todos los alaroners, miles de mallorquines y otros tantos alemanes son capaces de identificarle.

Hombre de pequeña estatura y gran fortaleza física desarrollaba las tareas propias de un mayoral en las fincas mallorquinas. Fue en los años 70, coincidiendo con la prolongación de la carretera que sube al castillo hasta el lugar llamado es Pouet, cuando levantó una cabaña de troncos de acebuche y tejado de carritx

Años después, el rústico restaurante bajó unos kilómetros y se instaló en unas dependencias anexas a las casas de es Verger. Allí desarrolló, junto con su familia y unos amigos, una cocina enraizada en la tradición. Frit, caragols, arròs brut Sin concesiones a la modernidad, sin ninguna renuncia a las raíces de la cocina mallorquina. No apto para exquisitos, abierto a quien estuviera dispuesto a apreciar los platos de siempre.

Su establecimiento cobró fama y la gran mayoría de guías alemanas de excursiones por Mallorca recomendaban una parada para degustar los productos isleños tradicionales. Cocineros internacionales, como el británico Rick Stein en 2012, también hicieron escala en sus fogones para divulgar a través de un documental de la BBC los secretos de su paletilla de cordero asada al horno de leña. El periódico Abc recomendaba llegar a buena hora para no llevarse la sorpresa de que el plato estrella se había agotado.

Los almuerzos finalizaban, si se quería cumplir con todos los ritos del local con un 'ron cremat'.