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Entre la tradición y el respeto

Patentar hoy un divertimento de nuevo cuño como el conocido ´correbou´ de Fornalutx que cada verano activa la discordia...

Entre la tradición y el respeto

entre defensores y detractores, sería una verdadera aberración. Sin embargo, aniquilarlo de cuajo, como pretenden los animalistas, tampoco se presume como la decisión más coherente. La solución posiblemente deba llegar por el camino de la adecuación a comportamientos y modos más acordes con la sensibilidad actual de respeto a los animales. De hecho, en los últimos años, se han introducido muchos equinos en las fiestas populares de Mallorca, en algunos casos con elegancia y doma y en otros sometiéndolos a un sobreesfuerzo y a unas temperaturas veraniegas excesivas para el bienestar de los caballos.

Quedan muchas cosas por regular en las celebraciones festivas y de entre ellas destacan estas formas de gran botellón con patrocinio municipal irreverentes también con el patrimonio y el mobiliario público. Pero hoy nos ocupa el ´correbou´ de Fornalutx porque los animalistas han puesto fecha de caducidad a su paciencia. Dicen que si en diez días el Govern no ha emprendido la redacción de una normativa legal fiable que acabe con el uso y abuso del toro en Fornalutx, ellos presentarán un contencioso amparándose en lo dispuesto para casos semejantes por el Tribunal Superior de Castilla y León. Mallorca Sense Sang está convencida de la ilegalidad del ´correbou´, entre otras cosas, porque el ayuntamiento de Fornalutx no ha podido documentar su existencia centenaria. El Constitucional limita la capacidad de las comunidades para regular las corridas de toros y el Govern se decanta por una disposición que no vaya más allá de los festejos taurinos en las plazas. Con tal panorama, se impone más que nunca el diálogo para poder tener la fiesta en paz. Un acto lúdico reúne tal condición si integra todas las sensibilidades. No puede permanecer zarandeándose entre amenazas y prohibiciones.

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