Un hotel emblemático de Peguera (Calvià), el Mar i Pins, fue adjudicado ayer provisionalmente al empresario Harald Fischl por 12,6 millones de euros. La suya fue la única oferta en la subasta celebrada en el salón de actos de la Delegación de Economía y Hacienda de Palma. Esta cantidad económica, que equivale al precio de salida de la puja, representa una cifra récord en este tipo de subastas públicas, según reconocieron fuentes del organismo estatal.

Una representante legal de Fischl -quien no estuvo presente en la sesión- fue la encargada de depositar la garantía para hacerse con este hotel cuyo anterior propietario fue el ciudadano ruso Alexander Romanov, quien lo entregó el año pasado al Estado en el marco de un acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción en la causa que se seguía contra él en la Audiencia por varios delitos económicos.

Como se explicó en el inicio de la subasta, tras la presentación de la garantía por parte del pujador, el siguiente paso administrativo consistirá en redactar un acta de la reunión y en enviar un expediente a la delegación de Patrimonio del Estado. La resolución estatal puede tardar unos dos meses y, al formalizarse definitivamente, el pujador tendrá 30 días para pagar todo el importe de la adjudicación.

En el acto de ayer por la mañana, con escasa presencia de público, la representante legal de Fischl rechazó responder a las preguntas de los medios de comunicación sobre las intenciones que tiene la nueva propiedad para el establecimiento -situado en primera línea de playa, con seis plantas y cerca de 70 habitaciones-, argumentando que seguía órdenes de su representado. Si la puja por el Mar i Pins hubiese quedado ayer desierta, el trámite habría sido bien distinto. En primer lugar, se hubiese iniciado una fase de venta directa del hotel.

Si tampoco se hubiesen presentado ofertas, en este caso se habría convocado otra subasta con una rebaja del 15% respecto al precio inicial de salida: 12,6 millones de euros.

Un hotel histórico

El hotel, inaugurado por Antònia Gayà Mayol en 1958 (antes del boom turístico), consta de seis plantas y cerca de 70 habitaciones. Su nieto Xisco Sanç Mayol fue el último propietario perteneciente a esta saga familiar antes de que se vendiera a Romanov, en el año 2010. A partir de ese momento, hizo varias reformas en el inmueble.

Mafia rusa

El momento determinante para la historia del Mar i Pins se produjo en 2013, por su supuesta vinculación con una trama a la que se acusaba de blanquear dinero en la isla procedente de la mafia rusa Taganskaya, mediante operaciones inmobiliarias como la compra de este inmueble. Fue la conocida como Operación Dirieba, dirigida por la Guardia Civil, que acabó con la detención de una decena de personas en Palma y Calvià. Entre ellas, figuraba Romanov, quien, junto con su mujer, aparecían relacionados con la propiedad del Mar i Pins.

El año pasado, como ya informó este diario, la causa se cerró con un acuerdo entre el empresario de Moscú y la Fiscalía Anticorrupción. Un pacto por el cual se declaró culpable como autor de los delitos de blanqueo de capitales, falsedad documental continuada y revelación de secretos, delitos que representaban tres años y nueve meses de cárcel. Además, se le impuso una multa de 4,2 millones de euros, que quedó saldada con la entrega de este hotel situado en primera línea de Peguera.