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Refugiados

Tindouf, la alegría de no tener nada

Los que consiguen trabajo fuera tienen ingresos para comprar comida como la carne de camello

Imagen de un grupo de niños refugiados en pleno desierto de Argelia con las visitantes mallorquinas.

Las jóvenes Maria Magdalena Vanrell Font, de Maria de la Salut, y Aina Maria Galmés Gual, de Sineu, han visitado los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf, donde les esperaba Faidad Salek, un joven mariando que ha ido a pasar unos meses allí, con su familia biológica. "Hacía algún tiempo que lo habíamos hablado con Faidad, que nos ofreció su casa para hospedarnos el tiempo que estuviéramos de visita. Aprovechando que él se encontraba en el campo de refugiados decidimos realizar el viaje y estamos muy satisfechas de haber tomado la decisión", comentan Aina y M. Magdalena.

Explican que la gente les ha tratado muy bien y que su hospitalidad es grandiosa a pesar de tener poco. No hay mucha gente que hable castellano, pero este idioma empiezan a estudiarlo en segundo de primaria. Numerosos jóvenes que salen a estudiar a España, como en el caso de Faidad.

En noviembre de 1975, España se retiró de la zona conocida como Sáhara Occidental, que 23 años antes había anexado al resto de sus provincias, y a partir de ahí se registró una huida masiva de refugiados saharauis. Desde entonces, se estima que casi 165.000 refugiados saharauis conviven en los campos habilitados.

"El día a día es muy tranquilo, hay muy poco trabajo y la gente hace las faenas de casa, compran para la comida y la cena. Hay tiendas donde pueden comprarse los artículos y alimentos necesarios como pastas, arroz, frutas, verdura. También hay carnicerías donde se encuentra carne de camello, pollos congelados; carne de cabrito no suele haber, la comen cuando matan un animal suyo.

"Aunque tengan poco -manifiesta Aina Maria.-la comida es buena, lo más típico es el cuscús. Comimos estofado y pinchos de carne de camello. Es muy bueno, parecido a la ternera. También se come mucha pasta. Aunque tengan poco, dan todo lo que tienen", dice Maria Magdalena.

Los niños tienen escuela cada día excepto los viernes. Los que tienen algún familiar que ha encontrado trabajo fuera de los campos tienen ingresos extras que les ayudan a vivir un poco mejor. "En verano mojan ropa y se la ponen encima para resistir temperaturas que pasan de los 50 ó 55 grados".

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