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Obras incompatibles con satisfacción y necesidad

Obras incompatibles con satisfacción y necesidad

En esta isla exprimida cada día resulta más complicado, ya casi imposible, hallar el consenso y el término medio. Por eso no queda obra pública de envergadura mínima que no acabe levantando controversia o, cuando menos, polémica. Queremos carreteras seguras y cómodas y a la vez paisajes idílicos y medio natural venerado y protegido. Aspiraciones legítimas y dignas de elogio, pero olvidamos que resulta imposible mantener la botella llena y, a la par, paladear el buen vino de su interior. Las carreteras secundarias de Mallorca ya no están reservadas para el tráfico cómodo de la isla de la calma. Son atajos para sortear el embotellamiento de la autovía, conexiones con el agroturismo del lugar más insospechado, senderos para llegar por la tangente al hotel y, sobre todo, pistas para los cicloturistas que llegarán en masa a partir del próximo mes. La carretera Llucmajor-s´Estanyol es una de estas vías invadidas por el sobrante de las otras rutas. Necesita ampliación o, lo que es lo mismo, seguridad y comodidad. El proyecto de adecuación está listo pero no recibe el plácet técnico de la comisión de Medio Ambiente porque se considera nocivo para los lugares de interés comunitario (LIC) y las zonas de especial protección de aves (ZEPA). Veremos qué dice la comisión política del departamento el jueves, pero todo apunta a que el Consell, titular de la vía y a la vez supervisor de la reforma, se ha enredado consigo mismo por no saber hallar el término medio. Se quiere pasar de 6 a 16 metros de amplitud. Ni tanto ni tan poco. Insistimos, en esta isla estrujada ya resulta imposible realizar obras públicas a gusto y satisfacción de todos.

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