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Entrevista

"La vegetación de la Serra cambiará en un período más bien rápido"

Antoni Martínez insiste en que los propietarios deben tener alicientes porque son el motor de otros sectores

"La vegetación de la Serra cambiará en un período más bien rápido"

Se declara un hombre de paz, conciliador, como el espíritu de la entidad que preside y que pretende ayudar a que la Serra de Tramuntana permanezca como ha estado durante siglos, o al menos, que no sea la mano del hombre la que provoque cambios drásticos en el entorno natural.

-Tramuntana XXI nació hace un año aproximadamente ¿Para qué y cómo se siente este primer año?

-Tramuntana XXI nació de un grupo de gente preocupada; gente de toda confesión e ideas, con el único ideal de que es necesario preservar la Serra y que es preciso hacerlo desde el sentido común. Siento que hemos hecho mucho y que queda mucho más por hacer. Tengo la impresión de que nos hemos embarcado en una empresa sin final.

-¿Cúales son los aspectos o ideas protagonistas de la situación de la Serra?

-La masificación y la necesidad de mantener el sector primario. La masificación no es buena. No es compatible con la calidad y la Serra de Tramuntana es un espacio de alta calidad y frágil. La elevada presión humana lo transforma, en este caso para mal, y muchas veces esos cambios son difícilmente reversibles. La Serra es un paraje que tiene un límite de visitantes.

-¿Cómo esgrime la necesidad de mantener la agricultura en la montaña si ya es casi imposible en el llano?

-Es una triste realidad; así es. La agricultura es ya de por sí un sector muy difícil hoy en día porque las tentaciones de otros sectores más económicamente rentables son altas, pero es preciso conservar e incluso incentivar el sector primario de la Serra de Tramuntana. Si no lo hacemos la gente abandona, y si abandona nos encontramos con problemas como el elevado riesgo de incendios o la, ahora tan en la palestra, xylella fastidiosa.

-¿Qué es la Serra de Tramuntana para usted?

-Yo pienso que es un lugar eremítico; no en vano está plagado de ermitas. Es un lugar de paz y para disfrutar de la contemplación. Es un lugar que ensalza las emociones y lo estamos banalizando con carreras, bicicletas y decathlones.

-¿No le parece bien que se venda como un espacio para el deporte aventura?

-No es bueno que lo masifiquemos. Ya he dicho que es un lugar con límite de visitantes y si buscamos una explotación turística directa caeremos en el mismo error cometido en la costa. ¿O acaso algún mallorquín quiere ver la Serra como estamos viendo la costa? Yo recuerdo el Arenal de mi niñez; cuando todo era una playa de arena ¿Y ahora qué es? Yo no quiero eso para la Serra.

-¿Cómo lograrlo?

-Con mayor control. Partiendo de un gran consenso colectivo de que ese espacio es nuestro y lo queremos como ha sido siempre porque además, que esté como está es un aliciente que alimenta otros sectores; especialmente el turístico. Pero de ese gran flujo de dinero que genera el turismo muy poco se invierte en la Serra, en preservarla. Y debe recibir ayudas si la queremos conservar.

-¿Cómo canalizar ayudas sin caer en la injusticia?

-Es que no estoy hablando de dinero directamente. Mire, la Serra es privada en un 99 por ciento y quien la está conservando son los propietarios, explotando a veces fincas que dan poca rentabilidad pero que con su trabajo están alimentando otros sectores, como ya he dicho. Estos propietarios necesitan ayuda, como mínimo en vigilancia. Que puedan apacentar su ganado tranquilos, que no tengan necesidad de cortar el paso por caminos porque desconfían de tanta gente que pasa y ensucia.

-¿No cree que hemos abandonado la industria del bosque?

-Indudablemente. El bosque es un ecosistema que tiene un gran potencial, pero explotar el de la Serra de Tramuntana es especialmente caro. Son montañas y el terreno dificulta mucho el trabajo. No estaría mal que los propietarios se unieran co mo hacen los payeses del llano en cooperativas o figuras similares.

-Y se eliminaría riesgo de incendios...

-El bosque necesita necromasa pero también es verdad que hay demasiada. Una buena forma de evitar riesgos es la gestión, compartimentar las masas forestales, trabajando donde es fácil y así crear cortafuegos.

-Volviendo a la masificación... ¿Cómo evitarla?

-La Serra es un problema complejo. Cuando en física, química o matemáticas planteamos un problema, resolverlo es muy sencillo si está bien planteado. La Serra es un problema con muchas variables y debemos plantearlo desde un alejamiento de la confrontación y los intereses. Debemos hacerlo desde la sociedad civil, alejados de planteamientos políticos que nos pueden distorsionar.

-¿Cree de verdad que podemos conservarla siempre como está?

-Lo que tenemos que intentar es que por lo menos no cambie a mal por nuestra mano. La Serra es un paisaje intervenido desde hace cientos y cientos de años, pero nuestros ancestros fueron tan respetuosos que la trabajaron sin cambiarla. Está claro que hay otros factores que la afectan. El cambio climático no es ninguna broma, aunque haya gente que se ria de ello y no quiera oir hablar del tema.

-¿De que forma la afecta?

-Pues mire, llevamos años con un cambio climático evidente. De cada vez pasamos del invierno al verano y viceversa con mayor rapidez; y de cada vez los inviernos son más cortos y suaves. Vemos como llueve a destiempo y hace más calor. Todo esto está supeditando nuestra masa forestal a unas nuevas condiciones. Está claro que la vegetación de la Serra de Tramuntana irá cambiando y en un período de tiempo relativamente rápido.

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