El día en que en un pleno municipal se debata alguna propuesta de la oposición en base a la coherencia y mirando el interés general antes que el oportunismo político instantáneo, habremos avanzado algo. Los gobiernos municipales suelen sentir celos de la oposición y ésta, por lo general, sucumbe en la impotencia y la apatía. Como era de esperar, la moción de Alternativa per Santanyí relativa a una consulta popular sobre la peatonalización de dos enclaves neurálgicos de Cala d´Or, no prosperó. Era creación de la oposición y por tanto había salido con grave tara de fábrica. No hemos podido saber qué planes concretos tiene el Ayuntamiento sobre el tráfico de zona pero hemos comprobado cómo el oportunismo y el pisotón político sigue imperando en el gobierno municipal. Es marca de la casa. Al PP, en el poder desde siempre, le molesta la oposición. Solo le interesa su presencia para hacer la ola. El alcalde, Llorenç Galmés, popular y populista, desvió la cuestión hacia el desdoblamiento de la carretera Campos-Llucmajor aludiendo a muertos y eludiendo la gestión que había hecho su partido de la cuestión. Poco elegante y escasamente responsable. Al también portavoz regional del PP le interesó relacionar a su oposición municipal con el actual Govern y para ello obvió los planes concretados por el Consell sobre la controvertida carretera. Lo importante era no mojarse, evitar el pronunciamiento relativo a la peatonalización de Cala d´Or porque gobernar es decidir y, de paso, descontentar a alguien.
