El conflicto laboral entre la empresa Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) y los trabajadores está enquistado y todo apunta a que la huelga se prolongará hasta el próximo mes de marzo, según aseguraron ayer fuentes del comité de empresa. Hace meses que las dos partes enfrentadas no se sientan en una mesa negociadora y no hay fecha a la vista para un acercamiento de posturas que permita poner fin a un conflicto que está acabando con la paciencia de los usuarios del tren, cada vez más críticos con una huelga que no acaban de entender.

Mientras la empresa pública asegura que sigue "trabajando" en la resolución del conflicto y pide "responsabilidad" a los trabajadores, estos sostienen que SFM ha incumplido la mayor parte de los compromisos firmados el pasado mes de octubre y que sirvieron para desconvocar la primera huelga.

El gerente de SFM, Mateu Capellà, explicó ayer que actualmente "se estudian" soluciones "en el marco de todo el sector público instrumental" para "articular" las demandas del comité. Capellà acusa a los trabajadores de "no dar ningún paso" hacia la resolución del problema y admite que la situación "es compleja".

Por su parte, el presidente del comité de empresa de SFM, Ricardo Mas, apuntó que el Govern "no tiene voluntad" para acercar posturas y criticó que se haya pedido "tiempo" a los trabajadores, "cuando se ha demostrado que el tiempo se usa para engañarnos". La eliminación del doble salario y la necesidad urgente de crear nuevas plazas de maquinistas son los principales caballos de batalla, y son demandas abiertas a diferentes interpretaciones jurídicas que, según SFM, implican al resto de trabajadores de la administración pública.

Incidentes

Mientras unos y otros siguen atrincherados en sus respectivos intereses, los usuarios padecen día sí y otro también las consecuencias de un servicio público que deja mucho que desear y cuyas carencias quedan aún más al descubierto con motivo de la huelga. Ayer se suprimieron más de cincuenta trayectos ferroviarios entre el tren y el metro, provocando importantes retrasos y tensión entre los viajeros, que empiezan a evidenciar síntomas de agotamiento con esta situación.

En algunos convoyes se produjeron discusiones entre usuarios y el personal debido a la masificación de los trenes. Y es que uno de los primeros trayectos entre Inca y Palma solo incluía dos vagones. A mediodía, los usuarios del metro entre Marratxí y Palma que debían hacer transbordo con otro tren no pudieron hacerlo porque el convoy se había suprimido. Muchos estudiantes no pudieron llegar a tiempo a sus clases.

Además, alguien dejó un cartel en la estación intermodal de Palma en el que insultaba gravemente a los huelguistas. El comité respondió con otro cartel lamentando los "perjuicios" ocasionados pero justificando la huelga para "defender el futuro del oficio".