En una isla con alta densidad de tráfico y transporte público escaso y deficiente como Mallorca, el mantenimiento y reforma de las vías públicas suele ir por detrás de la necesidad. Es una carencia de coste muy superior al del importe económico de la adecuación de las carreteras, porque suele cobrarse lesiones y vidas humanas. No es la única causa, pero el estado de la red viaria no es ajeno al repunte de muertes en accidente experimentado en el último año, y eso que no se contabilizan las producidas en vías urbanas o transcurrido un día desde el siniestro.
Las obras de mejora de la carretera de Palma a Puigpunyent están avanzadas. En ellas no se ha plasmado el incordio y la descoordinación de la rotonda de El Bosque, en la vía Felanitx Portocolom, pero los usuarios no callan que se ejecutan tarde y que son incompletas. El propio alcalde, Biel Ferrà, advierte de que queda pendiente de adecuar la confluencia de los torrentes d´en Faveta, Son Puig y Son Pont con el de sa Riera. Estas semanas de inundaciones son una buena oportunidad para comprobar sus puntos débiles. No hay mal que por bien no venga para mejorar el estado de las carreteras sujetas a permanente embotellamiento. Un nuevo verano repleto de turistas está a punto de aterrizar y los residentes necesitan hacer uso seguro de sus traslados cotidianos.
