El próximo día 28 de febrero se cumple un siglo de la llegada del ferrocarril a Campos. Una efeméride que también se celebrará cinco meses después en Santanyí, donde el tren llegó por primera vez el 21 de julio de 1917. Es por ello que el ayuntamiento de Campos, en colaboración con Amics del Ferrocarril, anunciarán en los próximos días todo un calendario de actos para conmemorar la llegada de las antiguas máquinas.

Las obras de la línea de Santanyí (de la que Campos era parada) comenzaron en 1913 con la adecuación de los catorce kilómetros desde el Pla de Sant Jordi hasta la meseta de Llucmajor. Unas obras que también conllevaron la construcción de los edificios de las primeras estaciones de la línea.

En mayo de 1915 las vías ya llegaban hasta el Coll den Rabassa. Tras numerosos problemas con la empresa encargada de la construcción, la línea llegó a Llucmajor en agosto de 1916 (por lo que el año pasado también se celebraron los cien años del primer trayecto), aunque el servicio no se inauguró hasta el 6 de octubre del mismo año.

Las dificultades derivadas de la primera guerra mundial hicieron que los raíles fundidos en los Altos Hornos de Vizcaya fueran llegando con parsimonia. Pese a todo, el 28 de febrero de 1917 el tren llegó a Campos y finalmente el 21 de julio lo hizo a Santanyí.

Aunque en un principipo el servicio fue a través de máquinas de vapor, cuarenta años más tarde, en 1956, llegaron los primeros automotores Ferrostahl, una gran mejora en la velocidad y comodidad que provocó un aumento en el número de pasajeros. Lo que se acrecentó partir de los años 1960 con la llegada del turismo.

Pero lo que pudo suponer algo positivo se tornó en la pena de muerte de la línea, ya que se necesitó una ampliación del aeropuerto, con el problema de que la línea del Migjorn pasaba por los terrenos donde se iba a construir la nueva pista.

Esto sumado al proyecto de autopista (Ma-19) hasta el aeródromo, tuvo como consecuencia su cierre inmediato por parte del Consejo de Ministros estatal, que se escudó en el hecho de que la línea interfería con en el instrumental de los aviones a la hora de aterrizar. De esta forma tan abrupta, el 4 de marzo de 1964 la línea hacía su último servicio y las traviesas eran eliminadas apenas un año más tarde.