Cuando un nombre, un topónimo en este caso, está de moda, permanece también expuesto a numerosos riesgos y se vuelve muy vulnerable. Siempre hay oportunistas y desaprensivos dispuestos a hacer un mal uso de él. Es lo que le está ocurriendo al Magaluf epicentro de todas las movidas ligadas al turismo de borrachera y al ocio desenfrenado.
La Junta Local de Seguridad de Calvià certifica que se aprovecha el buen nombre de Magaluf, conocido en todos los mercados europeos de turismo barato, para realizar ofertas de trabajo ilegal en las redes sociales con el agravante de que en algunos casos están ligadas al consumo de drogas y a la prostitución. La Guardia Civil colaborará con la Policía Local para intentar contrarrestar esta epidemia y esta delincuencia. El mismo cuerpo de seguridad del Estado también se integrará en la mesa técnica sobre la prostitución que se ha constituido en Calvià y por otro lado, se plantea la actualización de la presencia y colaboración de agentes extranjeros. Todo ello es la expresión de que la confluencia de las problemáticas que aquejan a Calvià supera la capacidad de afrontarlas y resolverlas pese a los esfuerzos evidentes que se están realizando para mejorar imagen pública y realidad social. Magaluf es hoy una especie de caballo desbocado de doma casi imposible. Sin embargo, pese a la dificultad de la misión, no existe motivo para ceder en la recuperación de la imagen, la elegancia y el buen nombre de un lugar tan puntero del turismo mallorquín.
