Ayer murió a la edad de 92 años el empresario Joan Rosselló Ramis, natural de Llubí, uno de los pioneros de la industria de la alcaparra, producto que ayudó al progreso económico de la localidad. Hijo de agricultores, Rosselló destacó por su carácter inquieto y por su capacidad para los negocios. Empezó a los 16 años, en una época en la que en Mallorca escaseaba la harina. Su primer negocio fue moler harina con un molino móvil.

Dos años más tarde compró ó una fábrica de fideos. Repartía sus productos por varias localidades próximas a Llubí. Tras pasar dos años y medio en Marruecos cumpliendo el servicio militar, regresó a Mallorca. No pudo retomar sus negocios anteriores y emprendió nuevos proyectos. El único trabajo que encontró fue cavar hoyos en la tierra para sembrar higueras. Al poco tiempo, junto a su hermano Jaume, entró en el negocio de los cereales. A los 26 años se casó con Magdalena Perelló y tuvieron su único hijo, Cristóbal. Ya casado, el empresario emprendió varios negocios. Tuvo máquinas de sondeo, granjas y vendió productos del campo en mercadillos e incluso montó una empresa de podadores de almendros.

Su negocio más destacado lo inició en 1955 al descubrir, casi por casualidad, la alcaparra. Dos años después montó el primer almacén y empezó a envasarla, un producto casi único de la agricultura de Llubí, primero en bolsas y después en tarros, algo poco frecuente en la época, ya que se vendía solo a granel. Rosselló fue excluido del monopolio que aprobó Franco para la exportación de la alcaparra por España, que realizaban dos empresas. Por ello, tuvo que venderla por su cuenta. Tras la muerte del dictador, el monopolio se rompió y el negocio se extendió. A partir de entonces este producto mallorquín se exportó por medio mundo. Cuando la alcaparra perdió influencia en los mercados, la empresa Rosselló desvió su negocio hacia la venta de aceitunas y el aceite.