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Lletra menuda: La ecotasa como remedio del déficit municipal, por Llorenç Riera

Hasta el día de su entrada en vigor, la ecotasa tuvo un obstáculo todavía no superado del todo, el del rechazo de los hoteleros que la han demandado con el aliento del PP. Ahora que ya ha recaudado sus primeros 30 millones, se enfrenta a otra dificultad difícil de conciliar, la de las excesivas expectativas depositadas sobre ella y los codazos para obtener la mejor porción de su beneficio. En esta tierra de contradicciones, a la ecotasa se le exige mucho más de lo que puede ofrecer. Al menos por el momento.

El ayuntamiento de Palma clama con la voz serena del alcalde Hila porque ha quedado excluido del primer reparto de la recaudación de la tasa turística. Los ayuntamientos del resto de Balears lloran la misma pena pero, dado que no tienen el peso ni el altavoz de la capital, expresan su llanto de manera colectiva. La FELIB, la federación de municipios es el instrumento escogido para ello dentro de esta maraña de instituciones cruzadas que caracteriza al entramado de la Administración pública de Balears.

La demanda de transparencia y previsión es la terapia escogida para paliar la decepción. Se pide al Govern que aclare si la ecotasa acabará teniendo finalidades municipales o que, cuando menos, se bloquee un porcentaje de la recaudación para los ayuntamientos, al estilo de lo que ocurre en Cataluña.

El presidente de la FELIB, Joan Carles Verd, templa ánimos, los ediles del PP, como el alcalde de Petra, Martí Sansaloni, buscan la beligerancia y la presidenta Armengol proclama que "se mejorará la aplicación del impuesto".

Los tres farmacéuticos, si saben estar a la altura de las circunstancias y del cargo que ocupan, deberán convenir sobre la fórmula magistral del consenso y el interés general. Para ello resultará imprescindible partir de la convicción de que el principal mal por contrarrestar es el de la deficiente financiación municipal. Los alcaldes no tienen especial apetencia por la ecotasa. Se ven impotentes ante tanto límite presupuestario. Por eso intentan cazar el primer pájaro que vuela y que ahora se llama ecotasa.

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