Las hogueras de sa Pobla, el arròs brut, la sobrasada, los botifarrons, las gloses, los sonidos de las ximbombes y las sensaciones que emanan de todos estos elementos tradicionales de la cultura popular mallorquina están siendo experimentados, desde ayer jueves por la noche, por los habitantes de Barcelona, concretamente los del distrito de Gràcia.

Este año, además, el fin de semana de protagonismo 'pobler' en la Ciudad Condal cumple una efeméride muy especial, ya que celebra el XXV aniversario de esta fiesta conocida como los 'Foguerons de Sant Antoni a Gràcia'. Se trata de una fiesta que ya se ha convertido en tradicional en la popular barriada barcelonesa, en la que sus habitantes se implican como si fuesen mallorquines y ya sienten la fiesta como algo suyo.

El cargado fin de semana cultural y festivo ha empezado con comida de las islas y una exposición sobre Sant Antoni y las gloses. Hoy y mañana sábado, día cúspide, seguirá Gràcia vibrando al ritmo de sa Pobla.

Más de 200 mallorquines

Para ello más de doscientos mallorquines empezaron a viajar el jueves hacia Barcelona. La mayoría de ellos son 'poblers' y ponen todo de su parte a través de distintas agrupaciones: Dimonis d'Albopàs, Obreria de Sant Antoni, geganters, glosadors y xeremiers, entre otros. Todos ellos, acompañados también de muchos anónimos con sentimiento 'pobler' y santantonià avivado, que no se ha apagado todavía desde la Gran Diada de Cultura Popular que acogió sa Pobla el pasado 14 de enero para conmemorar, precisamente, los XXV años de sa Pobla en Gràcia y posteriormente la Nit Bruixa por excelencia.

En esta ocasión era Gràcia que venía a sa Pobla. La localidad del Nord de Mallorca, de tanta tradición santanoniana, acogió a más de 500 personas de Barcelona para celebrar esta diada, que culminó con un correfoc de más de mil demonios.

"Es algo que tardará mucho en repetirse", explicó el 'pobler' Antoni Torrens, presidente de la asociación Albopàs y responsable de que la esencia del Sant Antoni de sa Pobla se encarne en el barrio de Gràcia cada mes de enero desde el ya lejano año 1993, cuando se celebró por primera vez la fiesta mallorquina en la Plaça del Diamant, en el corazón de Barcelona.