Quetglas es consciente de que su nota traspasa lo normal pero no por ello pierde la modestia. La de quien pasó de un 6,9 a un 9,6 de nota de bachiller en un solo año o la de quien ahora, con un 9,77 en los estudios de grado en Medicina, aspira a ser neurocirujano en alguno de los mejores hospitales del país. Aunque lo importante sea encontrar la vocación.
-¿Lo suyo es innato o se lo ha tenido que currar mucho?
-No [sonríe], no es una cosa innata se lo puedo asegurar. En realidad me di cuenta del cambio en el paso de primero a segundo de bachillerato.
-Ahora me dirá que era un mal estudiante...
-Los estudios siempre se me habían dado muy bien, pero no destacaba especialmente. No le daba tampoco una importancia especial a ninguna asignatura; todo me gustaba. Hasta que acabé primero con no muy buena nota. La clave está en saber lo que quieres e ir a por ello. Pasé de una media de 6,9 a 9,6 al acabar segundo.
-¿Y qué fue lo que le hizo cambiar, saber dónde ir?
-En verano leí el libro El Médico, de Noah Gordon, y me cambió la vida, en el sentido en que ya supe qué me apetecía estudiar.
-¿Entró en la universidad que quería?
-¡Me faltó una décima! Fue entonces cuando vine aquí al centro universitario de Manacor para que Jaume [Rigo, su gerente] me ayudara a trazar un plan. Así que primero me matriculé de Biomedicina en la Universitat de Lleida, para después, una vez dentro, poder dar el salto a la Autònoma de Barcelona ya a Medicina.
-¿Pero así perdió un año, no?
-En realidad no. Es cierto que no me convalidaron todos los créditos de una carrera a otra, pero lo compensé en segundo aprobando 84 créditos para poder acabar bien en seis años.
-Pues no he dicho nada...
-Creo que al final no importa tanto el tiempo si al final consigues encontrar aquello que es vocacional, lo que en verdad te gusta estudiar. Por eso decía que es muy importante encauzar al estudiante, motivarle para que encuentre su futuro académico. No importa tanto el tiempo como conseguirlo finalmente.
-¿Se presenta al MIR?
-Sí, este próximo 28 de enero. Veremos dónde me lleva, a qué especialidad y dónde podré ejercer las prácticas.
-¿Y qué le gustaría?
-Vocacionalmente Neurocirugía. Creo que es una especialidad con muchísimo campo por descubrir. Estoy seguro de que muchas de las dolencias que hoy en día no se pueden operar serán operables dentro de 20 años, gracias a los cambio tecnológicos paralelos. Además es una especialidad que te da vía libre para investigar, que es lo que también me gusta.
-¿En qué hospital de prestigio en Neurocirugía le gustaría realizar sus prácticas?
-Hoy en día los importantes en este campo están en Madrid y en Barcelona, como son La Princesa, La Paz, Puerta de Hierro; o el Clínic, Sant Pau o Bellvitge en Barcelona. Depende de en qué lugar de la lista esté tras el MIR. Hay mucha demanda y poca oferta de trabajo en este campo.
-¿Se quedará en la península?
-No. Mis intenciones a medio plazo son las de regresar a Mallorca.
-¿Cree que la nota realmente define después al profesional?
-No, la nota es una cifra que mide en cierta forma el esfuerzo, pero eso no garantiza, y más en una profesión como la nuestra, que seas mejor. La empatía, la implicación con el paciente y la forma en que desarrollas tu actividad es lo que marca si eres bueno o no.
